HAROLD KREMER *
Tercer puesto
del
VIII Premio Nacional de Cuento LA CUEVA
En esta octava edición los escritores David Lara, Juan Diego Mejía y Fanny Buitrago, tuvieron a cargo la escogencia de los ganadores, de un total de 1.063 cuentos participantes. De los cuales se seleccionaron los 3 primeros puestos, 2 menciones de honor y los 20 finalistas que conformaran el selecto grupo de narradores vencedores de esta convocatoria.
El primer lugar fue para: La Cosa Nuestra, de Ricardo Dávila. Literato con Opción en Estudios Teatrales de la Universidad de los Andes. Becado del Taller de Cuento Ciudad de Bogotá (2011). Finalista del Concurso Nacional de Cuento del Instituto Caro y Cuervo (2016).
El segundo lugar lo ocupó Fabián Buelvas, de Corozal Sucre, con el cuento Sin Novedad en Marte. Autor del libro de cuentos La hipótesis de la Reina Roja (Collage, 2017). En 2017 ganó el Premio de Novela Distrito de Barranquilla, con Tres informes de carnaval.
El tercer lugar fue para Harold Kremer, con el cuento, Doméstica. Sus cuentos aparecen en varias antologías editadas en Colombia, Estados Unidos, Francia, España, Argentina, México y Alemania.
Detalles en:
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Fragmento inicial del cuento
Doméstica
Por Harold Kremer
Don
Roberto le insistía y la Claudia, por misericordia (y, ella no lo niega,
también por necesidad y curiosidad), accedió.
Se desnudó y sintió sus manos temblorosas acariciándola, como si en cada
recorrido se le fuera la vida. Le dio congoja cuando él también se desnudó y lo
vio manipular su miembro sin conseguir una buena erección. Ella, compasiva lo
ayudó, se lo chupó y sintió que crecía un poco más. Entonces se montó sobre él,
lo besó en el cuello y sintió que el pene adquiría una dureza que la fue
llenando toda, y no sabe si fue esa mezcla de ternura y lástima y su
respiración entrecortada lo que la excitó a tal grado que se sacudió sobre el
anciano, como nunca lo había hecho, hasta alcanzar un clímax jamás imaginado.
Sólo al terminar se dio cuenta que don Roberto estaba muerto. Se acostó al lado
a pensar qué había pasado y lloró, acariciándole el rostro. Luego lo limpió muy
bien, lo vistió, se arrodilló, rezó varios
padrenuestros y le pidió perdón a Dios y a la Virgen María. Entonces, llamó a
la Melisa, la hija de don Roberto, a la oficina. A la media hora llegó con el
doctor Manuel Rengifo. No le hicieron autopsia porque el médico dijo que ya
sabía que iba a morirse.
—¿De qué? —le preguntó la
Claudia cuando la hija fue a limpiarse los mocos en el baño.
El
médico miró hacia la puerta del cuarto para ver si allí no estaba la Melisa y,
bajando la voz, le dijo:
—Pues de viejo, de bien viejo.
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Noticia publicada además, el 21 de agosto, en :
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NTC … ENLACES:
* NTC … 15 de marzo de 2017
El
combate. Harold Kremer. Minicuentos. Tercera edición, Editorial Aula de
Humanidades, Bogotá, D.C.
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Noticia publicada además, el 21 de agosto, en :
Gracias al aporte y autorización del autor,
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