En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden
NTC … Nos Topamos Con …
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De la Calle Lombana
El nadaísta de la paz
Jotamario
Arbeláez
Va a resultar por lo
menos conmovedor que
la paz de Colombia se le
deba a un nadaísta.
Jotamario Arbeláez, Humberto De
la Calle y Pablus Gallinazo, en la posesión del primero como Secretario de
Cultura de Cundinamarca. 1996
A
los 56 años de su fundación, todavía nadie sabe lo que es, fue, o será el
nadaísmo, con excepción de los que se fueron, que ahora lo saben todo: una de esas
ventajas de la muerte que apenas sirven para nada. ¡Defínanse!, nos conminaban
los comunistas de entonces, y nosotros nos abstuvimos de puro pique. Así
perdiéramos la oportunidad de figurar precoces en el diccionario Larouse.
Nos asumimos revolucionarios para cambiar
por completo la faz del mundo. Y no sólo para cambiar, sino para cambiar
incluso la manera de cambar. No para instaurar el gobierno de los obreros, ya
que estábamos de plano contra el trabajo, como contra la política, la iglesia,
la academia y la tradición. Se nos percibía como una pandilla de antisociales
mientras llegaba el socialismo. Como un sarampión pasajero de la juventud
anarquista. Como unos bufones de la burguesía y espanto de las beatas. Extravagantes
y extravagos. Monjes sibaritas. Profetas de las inclemencias del clima. Hasta de
agentes de la Cia nos acusaron los maoístas y Zalamea, ¡pobres huevas!, de “literatos
de alcantarilla” el padre Félix Restrepo a nombre de la Academia, incluso Lleras
Camargo cuando maquinaba el Frente Nacional expresó en su discurso del Hotel
Tequendama: “Hay que salvar al país de los nadaístas del poder”. Por supuesto
que se refería a otros, a esos que también nosotros repudiábamos, no sólo como
él, sino como a él.
Primó por parte de los eruditos considerársenos
existencialistas criollos y por consiguiente humanistas, a la manera de Sartre,
Camus y Saint- Exupéry. Y en ese canal se sintonizó nuestro Humberto De la
Calle Lombana, al descubrirnos en Manizales en el 60, cuando el estado mayor se
presentó a dictar conferencias y conquistar jóvenes adeptos, y él apenas iba a
terminar el bachillerato. Nos acompañaba en nuestras conferencias en la
Universidad de las que desertaban las monjas. Creo que hasta nos pegaba los
afiches en su colegio. Y aplaudió cuando agarramos a botellazos los frágiles
ventanales del periódico La Patria que nos había insultado en su editorial. Nos
echaron por decreto de Manizales pero en Pereira nos recibió como héroes el
igualmente joven César Gaviria.
Supimos que en las posteriores tertulias
manizalitas Humberto D. se caracterizó por adoptar nuestro aire de poetas más
que malditos y se hizo integrante del exótico clan de Las Doce Pipas,
humanistas integrales pero bohemios aguardentosos con tendencia a
desacralizarlo todo. Lo cual ya era suficiente, porque parece que ni marihuana
metió. En ese tiempo los nadaístas eran legión, como lo fueron los hippies
posteriormente. No sólo los del secretariado, que éramos 13 poetas, que aquí
donde nos ven terminamos siendo tres divididos en cuatro por diferencias
políticas, filosóficas, sexuales y religiosas. Pero una vez ingresó a la
política, De la Calle no tuvo reato en confesar por todos los medios que su
corazón y su conciencia estaban aún impregnados del furor nadaísta y de la
consigna dietética de no tragar entero de ningún plato ni plataforma. Así, vino
a darnos un nuevo aire cuando más lo necesitábamos, pues incluso habíamos
cortado con la yerba y con la perica. Una vez en la política publicó un libro
brillante referente a nuestro violento pasado y los cambios que sobrevendrían.
Pablus Gallinazo y yo lo acompañaríamos en su lanzamiento. Cuando fui
Secretario de Cultura de Cundinamarca por un encargo de tres meses de David
Aljure, me sorprendió ser ratificado en la siguiente administración de Andrés
González, y cuando al final del mandato le manifesté al gobernador mi orgullo y
extrañeza por haber permanecido firme en mi cargo sin ninguna palanca política,
me dijo que sin darme cuenta había tenido una más poderosa que la de
Arquímedes, y era la del Ministro de Gobierno, doctor De la Calle. ¿Sería por
el eslogan “De la Calle a Palacio” que le elaboré cuando iba por la
vicepresidencia, y que El Espectador publicó a seis columnas? En todo caso,
muchas gracias.
El rebelde, nadaísta
y bohemio que negocia la paz de Colombia. (Kienyké, Sept. 2013)
Me pidieron un informe de las relaciones de
los nadaístas con nuestro hombre en La Habana a través del último medio siglo,
y ello me justifica el impudor de hacerme figurar en este recuento.
Una vez un obrero en Cali, en un lupanar de
lunáticos, profetizó que en algún momento el presidente de Colombia sería
nadaísta. Ya el nadaísmo fue vicepresidente con él. Y aunque Belisario expresó
públicamente en la Biblioteca Nacional en un homenaje que ese presidente
nadaísta había sido él, es posible, justo y necesario, llegar a la presidencia
con De la Calle. Se pensará que hablo en broma pero nunca estuve más serio. A
sabiendas de que porque nadie ha logrado situarnos, este apoyo se pudiere
prestar para descalificaciones burlescas. En tal caso, complacidos nos
marginamos.
En reconocimiento a su lucidez y tenacidad,
y conste que el elogio no es al político sino el intelectual humanista y al
frentero conductor de paz, ocho nadaístas de viejo cuño hemos elaborado nuestro
postrer manifiesto que ya está circulando, “A
la mierda con la guerra. Nadaístas por la paz”, donde dejamos por sentado
que no queremos abandonar el terruño sin conocer el sabor de la pacedumbre. Hemos
visto que De la Calle ha manejado la mesa de paz con tino y coraje. No le ha
faltado la voz para poner las cosas en su punto cuando ha sido del caso, como la
vez que la guerrilla trató de descalificar a Clara Rojas de su condición de
víctima porque aun entre cadenas se había permitido un huevito. No lo han
atacado con mayor sevicia ni el uribismo ni las mismas farc, así ande más
chuzado que el mismo Chucho. Pero en un artículo publicado en Anncol el 12 de
junio pasado, refiriéndose a su personalidad y a la pasada campaña electoral,
apuntaron los zares de la zozobra:
“Basta
hacer un somero análisis tanto interno como externo de la situación actual del
conflicto interno colombiano, para entender cómo sus versos nadaístas y
escabrosos que solía declamar a medianoche en el cementerio de Manizales y con
los que hoy piensa aterrorizar a los colombianos para que voten por Santos, no
son más que eso: Versos.”
Con
ello expresan que también a ellos los versos les valen huevo, al tiempo que los
reconocen más peligrosos que sus minas quiebrapersonas. No
pienso defender al manejador de la mesa de paz, que para eso tiene sus
guardaespaldas, y quien además confiesa que “nunca cometió un verso”. Pero sí a
la poesía nadaísta, que ya tuvo bastante con las objeciones de la Iglesia, de
la Academia y de otros tantos bastardos. Si los farcos no respetan el orden
establecido, en lo que estamos de acuerdo, ni la figura de quien les está
propiciando salir del bollo en que nos metieron y se metieron, deben por lo
menos hacerlo con la poesía nadaísta, que vemos que conocen por más que no haya
bibliotecas en la manigua, y analizan como las beatas de entonces, que se
asustaban con bengalas. Con poemas nadaístas aterrorizar a los colombianos, es
expresión que daría risa si no doliera, proviniendo de quienes ya tienen de
sobra aterrorizado al país con las bombas de su locura.
Como siempre nos permitió el sistema de
utilizar el “terrorismo verbal”, antes de que apareciera el otro, les pedimos a
todos los de la mesa, conciliadores y conjurados, que manden a la mierda la
guerra firmando de una vez esa paz que el país espera. Para eso recuerdo que
hace unos años le regalé a la guerrilla, en el Caguán, mi Mont Blanc.
Va a resultar por lo menos conmovedor que
la paz de Colombia se le deba a un nadaísta.
En algunas
oportunidades Humberto De la Calle ha reconocido que fue “monaguillo” del
nadaísmo. En esta imagen comparte panel de discusión con
Jotamario Arbeláez y Pablus Gallinazo, integrantes del movimiento en Colombia.(Kienyké, 2013)
Jotamario Arbeláez y Pablus Gallinazo, integrantes del movimiento en Colombia.(Kienyké, 2013)
jmarioster@gmail.com
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ENLACES RELACIONADOS:
septiembre 3, 2013
11 de noviembre de 2014
18 de nov. de 2012
4 de nov. de 2014
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