http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
Y a los relacionados en: http://ntcblog.blogspot.com/2009_10_11_archive.html
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*** 7 de Junio, 2011, Roldanillo (Valle), …
-- “Aquí cayó un rayo”. Omar Rayo a un año de haber sucedido. “Con motivo del primer aniversario de la muerte del maestro Omar Rayo, la Fundación del Museo que lleva su nombre tiene programada una serie de actividades para conmemorar la fecha de la sensible partida de uno de los creadores más importantes en la historia del arte colombiano. Texto, detalles, video ("El rayo está dando luz al museo", Águeda Pizarro) y enlaces, en:http://www.elpais.com.co/elpais/valle/con-actividades-artisticas-conmemoran-ano-muerte-del-maestro-omar-rayo . Allí, entre otros contenidos: 'Omar Rayo en Fotografías' . la obra de Rayo .
por
Luis Vidales, René Rebetez y Juan Manuel Roca
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Omar Rayo
.Omar Rayo. Fuente de la imagen: http://dintev.univalle.edu.co/cvisaacs/index.php?option=com_content&task=view&id=430&Itemid=5 (página del pintor en el CVI)
OMAR RAYO
Bejuquismo. Maderismo.
Por Luis Vidales (1900 – 1990)
El Tiempo, Bogotá, Octubre 15, 1950. Reproducido en el libro de ediciones Embalaje, Roldanillo, que aquí se presenta. Agradecemos al poeta Juan Manuel Roca quien nos proporcionó el original libro base de esta publicación . (1)
Omar Rayo (1928 – 7 Jun. 2010)*, Luis Vidales (1900 – 1990), René Rebetez (1933 -30 Dic. 1999) y Juan Manuel Roca ( 1946) . * La imagen es de la carátula del Magazín Dominical No.029, octubre 2 de 1983 de El Espectador. http://www.colarte.com/colarte/conspintores.asp?idartista=378
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- Fotografías de Luis Vidales: http://luisvidales.blogspot.com/search/label/Fotograf%C3%ADas
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Siempre me ha parecido que la caricatura responde a los mismos principios de traslación de las formas de la naturaleza que figuran en todas las estéticas como la razón de ser del arte. El hecho de que el artista tome ciertos rasgos esenciales, lo que caracteriza y define al objeto, dejando fuera de su visión lo accesorio que acompaña a ese mismo objeto como por un exceso de pérdida, de que la Naturaleza es tan abundante, parece ser igualmente, el destino de la caricatura, al menos de la gran caricatura, al estilo de la de Omar Rayo.
Desde luego, si esta premisa es cierta, es decir, si el procedimiento de elaboración de la caricatura no difiere, en su esencia, del que preside la transfiguración del objeto a ya distinto del de la rara realidad consuetudinaria, no hay por qué separar en categorías especiales las diferentes manifestaciones artísticas, como se hace habitualmente por los estetas, en el sentido de que la caricatura es un arte menor inferior al llamado “gran arte”. Hoy en día, estas jerarquizaciones según las cuales una forma de arte es superior a otra -o las otras- distinguiendo, por ejemplo, entre “arte mayor” y “arte menor”, están siendo profundamente revaluadas. Porque en realidad el arte culminado es uno, donde quiera que la sabiduría artística tenga su cabal aplicación. Un lucernario romántico es en ocasiones arte más puro y va más hondamente al propio rasgo esencial de su estilo, que el mismo templo romántico que le da asilo. ...
Sin comprender a cabalidad este gran teorema que hace del arte una cosa unitaria, no podríamos entender cómo la tapicería de Oriente, por ejemplo, sirvió de antecedente a la pintura de los monjes medioevales en algunos lugares de Europa o cómo, un arte obligadamente considerado “menor”, como el miniado de los conventos pudo servir de modelo a la propia estatuaria romántica de gran tamaño.
No. Mientras más se ahonda en el conocimiento del arte resulta más claro que no hay ni “arte menor” ni “arte mayor”; ni arte caricaturesco inferior al que no lo sea. Y esto, no solamente porque lo caricaturesco puede ser tomado peyorativamente para enjuiciar artes que no corresponden ya a nuestro gusto, pero cuyas aparentes deformidades se refieren a modos de composición, a traslaciones de la forma de un símbolo constante de la sociedad, a esquematizaciones determinadas por ésta, como ocurre con nuestras figuras de San Agustín, con el lirio de los egipcios, el Medio Oriente y particularmente los jónicos, “e cossi vía”. El arte de la caricatura en lo que ésta puede ser expresión de los más íntimo de un pueblo o una época, no es un arte inferior, si nos atenemos a que en realidad la caricaturas no estuvo jamás separada de las grandes corrientes artísticas, no solamente en la Antigüedad, con el arte egipcio de Tel-El Amarna, por ejemplo, sino más cerca de nosotros, en la época helenística o aún en el siglo pasado con tal culminantes expresiones como, verbi gracia, la pintura del robusto campesino Daumier, padre del naturalismo plástico francés.
Es obvio que si forma y contenido constituyen una sola entidad, como place afirmarlo a los mantenedores de las diferentes escuelas estéticas, existe, sí, una forma transitoria de la caricatura: La que se orienta por sucesos de fácil tránsito en la vida de los pueblos o las sociedades. Bien poco queda hoy del arte caricaturesco de Holanda, en la época en que ésta, con la bandera de la Reforma, ridiculizaba a la España católica en su lucha de emancipación. En general, el arte de la caricatura política tiene mucho de endeble desde el punto de vista del factor tiempo-espacio. Pero cuando se abarcan contenidos más amplios, más permanentes, ligados a la política eterna que consiste en tomar partido ante las grandes cosas del mundo, como lo vemos en las caricaturas de éste muchacho, entonces se hace arte y arte excelente. “Su Quijote” (1949), su “Tenista” y “Roberto Benzi”, para no traer sino éstos ejemplos, denotan que su sentido de la desfiguración artística se coloca en un universo infinitamente más generoso que el habitual de la caricatura para conferir a sus obras calidades de sugerencia, que en veces son de gran abarcadura como en los tres ejemplos propuestos. La materia de que se vale toma del mundo vegetal en lo que éste tiene de más humilde y arraigado a la tierra, le adiciona un encanto peculiar a sus trabajos, sobre todo porque Omar Rayo logra con ello fusiones íntimas con el tema, que parece echar raíces a los ojos del contemplador. El color suave, las tonalidades tranquilas y los bien fundido matices, dentro de una manera que solo quiere pasar a la tercera dimensión por alusiones y puntos de apoyo perdidos, aquí y allá, dentro de la composición, completan a cabalidad el embrujo que nos producen sus obras, que él ha querido llamar “bejuquismo” para distinguirlas de su tendencia anterior, en que nos armaba una cara con unos trozos de madera convenientemente dispuestos y unos cuantos tornillos. Su nuevo material es más dúctil, de una ternura y un anti-intencionalismo mayores y, por su mismo carácter, más íntimamente arraigado a la intemperie, en donde hay un mundo más vasto, que ya comienza a ser explorado por su trascendente inquietud artística.
Sean estas palabras únicamente premisa para decir con el adecuado alborozo que el “bejuquismo” acaba de nacer en Colombia.
LUIS VIDALES
Especial para EL TIEMPO. BOGOTÁ, DOMINGO, OCTUBRE 15, 1950
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Final del texto.
.Despues de está página, donde termina el texto de Luis Vidales, siguen 11 reproducciones de pinturas (Bejuquismo, maderismo) de Omar Rayo, como las que se reproducen a continuación.
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Una de las imágenes de la obra en el libro.
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Muestra de otras obras de bejuquismo:
Matriz: http://www.colarte.com/colarte/conspintores.asp?idartista=378 Allí otras obras por categorias y temas e información sobre OR.
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Fuente: luzmimp@une.net.co , http://compra-venta.vivavisos.com/articulos-coleccion+sur-medellin/obras-de-omar-rayo/10046603 -
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PERTENECIENTES AL BEJUQUISMO. TECNICA: TEMPERA/Fuente: luzmimp@une.net.co , http://compra-venta.vivavisos.com/articulos-coleccion+sur-medellin/obras-de-omar-rayo/10046603
fecha ESTOCOLMO, 21 de junio de 2010, 08:09
asunto RE: Omar Rayo por Luis Vidales, René Rebetez y Juan Manuel Roca.
Gracias, amigos de NTC … . Revisaré mis papeles a ver si hay algo al respecto de la realción Rayo-Vidales.
Cuando salimos al exilio en 1953, mi padre vendió su biblioteca pero, naturalmente, no vendió los libros dedicados, ni los de su autoría, ni aquellos a los que guardaba especial estima. Supongo que el original del libro de Embalaje formó parte de las obras que Luis Vidales quiso conservar y que, por esta razón, quedó en casa de su madre, mi abuela Rosaura. Supongo igualmente que por esta vía lo heredó mi primo Juan Manuel Roca. Pero todo son suposiciones.
¿Qué dice Roca?
Un abrazo. Carlos ( http://hem.bredband.net/rivvid/, http://luisvidales.blogspot.com/, http://losimportunos.wordpress.com/ )
Para NTC ntcgra@gmail.com
Fecha 21 de junio de 2010, 08:41
asunto Re: Omar Rayo por Luis Vidales, René Rebetez y Juan Manuel Roca.
Amigos de NTC … :
El ejemplar original del libro, publicado por Embalaje, de Vidales lo encontré hace una buena tanda de años en una librería de viejo en el barrio La Candelaria, poco tiempo después de su muerte, una tarde en que iba con el que ahora es nuestro gran librero de Trilce, el poeta Guillermo Martínez González.
La relación de Luis y de Omar Rayo databa de los tiempos bohemios del Café Automático, cuando conversaban con Mardoqueo Montraña y con el olvidado abstraccionista Marco Ospina, tintos de día, bebidas más espirituosas cayendo la tarde, antes del exilio del poeta en Chile. Por muchos años, dentro de la técnica creada por Rayo del bejuquismo, hubo en casa de mi abuela Rosaura en Bogotá una caricatura de Luis que emergía de unos tallos de un árbol de difícil taxonomía con su cabeza tocada de un sombrero borsalino, sin duda.
El texto de nuestro inolvidable René Rebetez también fue publicado por Embalaje, muy cerca al mío, creo. La amistad de Omar con Vidales y el respeto mutuo pude palparlos muchas veces en compañía de Germán Espinosa, en el Automático de Enrique Sánchez, algunas veces, y otras pocas en el Anca 19, en los bajos del apartamento de Rayo, en ese grato tertuliadero de los años 70 . Rebetez y Rayo fueron de igual manera grandes amigos, con la isla de Providencia de por medio, pero siempre con el Museo de Roldanillo como su Meca.
De mi parte, no recibí de nuestro artista más que amistad y simpatía.
Juan Manuel Roca
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EL TEJEDOR DE MILAGROS
Por René Rebetez
Roldanillo, Valle, Mayo de 1990
Agradecemos al Centro Cultural "Gustavo Álvarez Gardeazábal" de la Universidad UCEVA (Tuluá) y a su Director, poeta Ómar Ortiz, que nos hayan proporcionado la copia de este texto .
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Una leyenda Sufi narraría cómo un beduino, perdido en un desierto sin fin, trazó con su deambular sobre la arena un laberinto que lo condujo a sí mismo.
Luego tejió ese diseño, lo urdió en mil tapices que narran la misma historia en mil formas diferentes para lograr que otros viajeros perdidos encontraran su camino.
"El Rashid transitó primero por un mundo lineal, que extendió luego para formar los planos y helmintos que anudó como esfinges que guardan secretos de la alquimia espacial y los des-nudó, para re-anudarlos después en su laberinto infinito".
"Dobló, multiplicó y dividió siguiendo un ritmo interior y sopló como el Ceramista hiciera con el barro original, proporcionádoles volumen y vida en otra dimensión.
Regresó otra vez al origen y estambró, urdió, entrelazó y reanudó una vez más el camino que conduce a una dimensión que está más allá del volumen, que no tiene nombre y que reúne como un Aleph, el Cero y el Infmito, el Principio y el Fin".
"En ese lugar secreto se encuentran los cristales microscópicos que encierran las nieves eternas, el ondular energético de la Serpiente Emplumada que ornó con sus grecas la cultura Maya, el movimiento preso en los escaques que se escapa luego destrógira y levógiramente en el Nahui Ollin de los antiguos Nahuas.
Las suscintas formaciones nucleares, la constante transformación del fotón en energía se dan cita allí y también las alhambradas mudéjares, El Jipa y los tatamis".
"El Tejedor de Milagros llegó a un Espacio sin Tiempo y desde allí participa en la constante recreación de los granitos de arena con los cuales están hechas las Pirámides".
Encontré este manuscrito inconcluso en un antiguo cofre que dejó al descubierto una tempestad de arena, en el desierto, cerca de Fez.
El beduino es Omar y tramé esta leyenda en ocasión de un peregrinaje a sus Urdimbres Germinales, que son, como quien dice, los Principios del Ser.
René Rebetez.
Roldanillo, Valle, Mayo de 1990
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EL TERRITORIO PLÁSTICO DE RAYO
Por Juan Manuel Roca
Ediciones Fondo Cultural Cafetero. Bogotá. 1995.
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EL TERRITORIO PLÁSTICO DE RAYO
Por Juan Manuel Roca
Ediciones Fondo Cultural Cafetero. Bogotá. 1995
Omar Rayo llega ahora a la plenitud de su obra pictórica.
Una obra que en su largo y coherente trayecto nos ha dejado un manual de sombras y de asombros.
De nudos y desnudos
Pero es quizás en estos luminosos laberintos de la pintura en donde se hace más extraña y seductora su grafía, una escritura de formas muy puras que nos propone un nuevo y denso silabario.
Partiendo de su pasión geométrica y ahondando en esos vértigos lineales que fija a la retina, la hipnosis creada por Omar Rayo tiene ahora, y quizás desde siempre, un hondo sentido religioso, en el sentido arcaico de la palabra religión, es decir reunir.
Rayo reúne, en este amplio libro de su obra planos de diversas procedencias: del entorno y del plano mental, que también es entorno, con un riguroso ascetismo de elementos.
Metáfora, la suya, que apunta al blanco del ojo como lo hacen los arqueros zen: que el blanco dé en la flecha, el disparo en la mirada del arquero. Este nuevo silabario, esta suerte de ideogramas que Rayo nos propone parten de una especie de revuelta metafísica contra aquello que plantea la más insulsa realidad, agregando un relampaguea, de espejismos, un espejo que más que un reflejo es evocación, plana metáfora visual.
El blanco y el negro, colores protagónicos de esta obra, guardan acá un equilibrio en el pliegue y el repliegue, en el brazo que insinúa una gran volumetría. Volumen que es real en su ilusión óptica, permanencia en su fuga constante.
Siempre me he preguntado por qué motivos Ornar Rayo no ha entrado en el plano escultórico, teniendo como tiene toda su obra (tanto en el Intaglio como en la pintura) el mismo concepto de un escultor abstracto: la geometría como fuente simbólica, como visualización de lo visto, sí, pero también como engaño óptico; como visualización de lo visto, sí, pero también de lo pensado.
Omar Rayo podría bien señalar que rompe así con una especie de compartimentación del arte, y como todo auténtico creador, intenta trasgredir las falsas líneas fronterizas en los mapas del arte, haciendo una pintura escultórica, o si se quiere, una escultura cromática que señala planos de un terrorismo visual de grandes vibraciones en la estructura.
Territorio plástico este de Omar Rayo, que nos deja entrever una simbológica de yelmos y laberintos, de escudos y templos en donde el color metálico que crea la conjunción, la dialéctica de lo negro y lo blanco, nos hace partícipes de un mundo muchas veces abismal. De un mundo en permanente mutación que yace bajo las más inesperadas metamorfosis.
En este territorio construido como una larga pesadilla cartesiana, lo que más se escamotea al ojo es el sentido lírico con el que está edificado. Sin grandes ademanes, y sin ningún carácter episódico o narrativo, en todos estos trazos realizados especialmente con la inteligencia, hay una poética, una soslayada intención lírica que cada vez se va haciendo más nítida al ojo receptor que la escudriñe. A sus secretos recodos y hay que mirarlos como son: Analogías cambiantes, que a veces dependen del trazo más que de la retina, imágenes en alianza entre el color y la pupila. Como en el barroco, el "trompe l'oeil" de Omar Rayo nos permite hacer diferentes lecturas de la imagen. Así, uno puede volver a un mismo cuadro de Rayo, y encontrarse con otro diferente, como quien mira el otro lado del espejo.
Pintura inquietante, ésta de Omar Rayo. Más por motivos de un ahondamiento al interior de su obra, que por fugaces búsquedas. Más que por esa fidelidad suya a una lectura del mundo cotidiano, que por la secular manera como sucede al ojo el op art. Omar Rayo ha ido construyendo lentamente un silabario, una grafía cada vez más personal, cada vez más insular en nuestro medio.
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Transcurridas dos décadas del auge del op art, cuando algunos artistas vieron en esta tendencia solamente el refugio temporal que proyectaba la vanguardia, la mayoría de sus cultores no evolucionaron, y, en el peor de los casos, claudicaron.
Lo más valioso (en el sentido de valentía contra los dictados de la moda) de la obra de Omar Rayo ha sido su ahondamiento en esta estética propuesta por el op, su enriquecimiento permanente que partiendo de formas "frías" se hacen abismales. En nuestro medio, solo Rayo decidió ahondar en esa búsqueda, sin claudicar ante un arte ya poco promisorio en el consumo, y ante un vuelco de tendencias cíclicas que irían desembocando hacia la nueva figuración, si es que es tan nueva.
Uno piensa en esa vieja teoría de Kandinsky, no por vieja menos nueva (como la figuración), cuando señala ("lo Espiritual en el Arte"), que los rasgos angulares siempre 'convocan a una simbología trágica, al contrario de las redondeces que evocan la felicidad, el entorno que contienen un sentimiento feliz.
Constatando lo señalado por Kandisky, ese lúcido de la estética, uno piensa entonces en el Guernica en esos trazos angulares que están cargados de un sentimiento trágico.
En la obra de Omar Rayo, en este clima, en estas atmósferas que crean sus trazos casi siempre angulares, nos asomamos a grandes abismos del espíritu que causan a veces desazón. Algo que partiendo de elementos tan fríos, resulta un verdadero logro, un hallazgo que no se puede dar sino después de una búsqueda por mucho tiempo emprendida.
Partiendo de la desnudez del blanco, de sus vastos silencios, y desprovisto de todo carácter anecdótico o confesional, Omar Rayo como un expedicionario de sí mismo ha ido buscando su centro.
Desde el balbuceo inicial de su obra (bejuquismo) pasando por la estación de sus Intaglios, que a mi sencilla manera de entender, posee una estructura rígida epidérmica, llega (y no recientemente) a lo que creo es el epicentro de su obra: la pintura. De lo que da testimonio este libro de sus obras que apuntan hacia una sola obra, orgánica, totalizante.
Acá toda posible rigidez desaparece para hacerse territorio mutable, zona en donde el ojo regresa a encontrarse con nuevas formas desnudas.
Porque desnudarse es quitarse nudos, Omar Rayo propone la desnudez del ojo. Intenta quitamos las vendas de una mirada preconcebida del mundo y sus objetos, para hacer que 'el espacio, la superficie pictórica, tenga una absoluta autonomía, sean variables en su función de laberinto, de hondo y equívoco laberinto.
Así un cuadro de Omar Rayo, en su condición de caleidoscopio, se anuda y se desnuda a nuestra vista.
Ahora es enrejado y denso, tiene evocaciones del arte muslime. Ahora recuerda los trazos del arte precolombino. Hay flores árticas (esas que al decir de Rimbaud son bellas porque no existen). Hay intuiciones de un telar de velas desplegadas hacia el viento.
Una Poética, sí.
Formas creadas por el ilusionismo de un artista de mente reflexiva y cartesiana que tiende a la mirada tramos imposibles, territorios de la duda.
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Para : NTC … , ntcgra@gmail.com .Fecha : 24 de junio de 2010, 07:22
Asunto : Omar Rayo y su Museo
Amigos de NTC … , Excelente la idea de publicar el sinnúmero de artículos sobre Omar Rayo y su Museo. Aquí va uno que escribí hace algunos años para El Tiempo-Cali.
Un abrazo, Fabio Martínez
Columna aparecida en El Tiempo-Cali en el 2000.
IMAGO
El Museo Rayo
Por : Fabio Martínez
El Museo Rayo de la ciudad de Roldanillo cumplió 19 años de existencia.
Fundado en 1981 por el maestro Ómar Rayo, cuando acababa de obtener el Premio Internacional en la Bienal Internacional de Sao Pablo, el museo surgió como una utopía que con los años se convirtió en realidad.
Hablo de utopía pues cuando el maestro llegó con la propuesta nadie creía que un proyecto cultural de tal dimensión pudiera pelechar en un pueblo.
De acuerdo a la mentalidad elitista de los que manejan el arte en Colombia, siempre se ha pensado que los museos sólo son patrimonio de las grandes capitales de mundo.
Con la idea de construír un museo en su pueblo, el pintor no sólo rompió con este estrecho criterio sino que con su utopía creó un polo de desarrollo cultural en la ciudad y en la región.
Ómar Rayo fundó el Museo imaginario del norte del Valle, que junto con La Tertulia, el Museo Colonial de La Merced, el Museo del Banco de la República, la Hacienda Cañasgordas, el Museo de la Caña y El Paraíso , hacen parte de nuestro patrimonio iconográfico.
Faltaría, para completar la red museográfica del departamento, crear los museos imaginarios de la fotografía, de la música, del teatro y del cine, y por supuesto, el Museo Leonel Góngora, en la ciudad de Cartago, como un homenaje a este excelente artista vallecaucano que murió en Boston, Massachusetts.
Pero el Museo Rayo no sólo se dedicó a impulsar artistas regionales y nacionales sino también, a mostrar el trabajo de artistas internacionales.
Inspirado en la concepción de museo-taller interdisciplinario, desde un principio creó los talleres de grabado bajo la dirección de importantes maestros latinoamericanos, los talleres literarios que propiciaron la creación de las Ediciones Embalaje, la Biblioteca, el Encuentro de mujeres poetas que se realiza cada año bajo la dirección de Águeda Pizarro y el Museo-Vial, que es una idea original de sacar el arte a la calle y articularlo al ojo y al paisaje.
Si alguna vez pensáramos en Roldanillo, la ciudad del poeta Villafañe, tendríamos que decir, que con el Museo Rayo, su historia se partió en dos.
Si alguna vez pensáramos en Ómar Rayo, no sólo tendríamos que pensar en su excelente obra, que inspirada en la rigurosidad geométrica que impone el paisaje vallecaucano, le ha dado la vuelta al mundo.
Por obligación, tendríamos que referirnos a esta obra monumental que ha realizado este artista por su región y por su gente.
Jotamario Arbeláez
EL TIEMPO, Julio 1, 2010
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jotamarioarbelez/rayo-el-roldan-de-roldanillo_7781184-1
"He pensado en los últimos tiempos en la muerte, quizás porque ha estado viajando paralelamente a mi vida, pero cuanto más pienso en ella, más desconfiado estoy: he notado su ausencia en muchas ocasiones, y además me han contado que se ha ido con otros." O. R.
Tuve un anticipo de la muerte hace un par de años, en mis 80. Como consecuencia del infarto ni los brazos ni las manos me respondían, y en cambio mi mente se poblaba de imágenes irrepetibles de bandas geométricas como banderas de países inexistentes, orladas por esa sombra que brilla en las despedidas.
Era angustioso no poder ni siquiera plasmarlas en un boceto. Y tener que olvidarlas cuando se sobreimponían otras igualmente firmes y trémulas. Me quedaba mirando correr a mi nieto por toda la casa y era mayor mi tristeza al saber que no podía dejarle, ni a él ni a nadie, el testimonio de estas iluminaciones. Porque qué otra cosa es el arte que el fulgor súbito.
De no haber vivido deslumbrado por la luz, el sonido y el significado de la palabra rayo, habría preferido llamarme Ómar Ramo, o mejor Ramó, palíndromo perfecto para un apelativo con ocho letras. Lo que son las cosas confabuladas, el verdadero apellido del abuelo catalán era Rayó, que en su viaje a La Habana perdió la tilde, que se comían los cubanos. Paró en Cartago. Vine a nacer en Roldanillo, un nombre que me apersono, a pesar de mi elevada estatura, un pequeño Roldán el temerario, como lo apodan las historietas al referirse a Flash Gordon, valiente defensor del planeta tierra. Pero mi Roldán es el enamorado y furioso, caído en Roncesvalles frente a los vascos, el sobrino de Carlomagno, el de los cantares. Me fascina perderme en antecedentes, sobre todo sin asideros.
Así se pasó mi vida, buscando la combinación adecuada entre el estar siendo y el estar queriendo. Manchando cartones, pero con unas manchas tiradas a cordel sin pasar la raya. Detesté siempre las líneas de los cuadernos escolares que interferían con mis bocetos. Acudía en mi infancia a los basurales por cajas de embalaje que descuartizaba con mi afiladísimo bisturí para sobre el cartón impoluto trazar lo que destilaba mi mano.
En las lagunas de mi memoria vuelve a ahogarse mi abuelo alemán fotógrafo, absorbido por un remolino del Cauca con todo y nombre. Un aventurero teutón tras las huellas del viejo Humboldt, que se dejó entramar en las redes de abuela Rosa, de donde se desprendió mi mamá.
No sé si desciendo de Aladino, pero por lo menos de Alá. A partir de que mi padre era un devoto de Omar Kayam, me bautizó beduino Germán Arciniegas en un artículo de lujo publicado en el diario La Prensa de Nueva York. Lenguas adoratrices claman que a mi ego de faraón le quise erigir mi pirámide y que así me empeñé en el Museo Rayo de Roldanillo. Y en verdad que me empeñé hasta la camisa. Y en pasar el sombrero sin que se me cayera la cara. Y lo logré construir, y mantener, y mantener en actividad por treinta años, y espero que siga andando cuando me vaya. Porque siento que desde hace ya varios años la muerte me está pintando. Cuando termine el retrato me iré con ella.
Ya pasé los ochenta, pasé por Nueva York y por Machu Pichu, pasé las duras y las maduras, paseé por el mundo de los museos, recreé mi mirada por todas las bellezas que la vida depara a quienes saben ver la belleza, recibí la fórmula de la forma para cifrar la luz geométrica, amé con tal delirio la poesía que se personificó en mi mujer, en Sara mi hija, en Mateo mi nieto. Y en el Museo, ese hijo bobo, que espero que los colombianos no me dejen morir. Esté donde esté, así ya no alce la mano, seguiré pasando el sombrero. Creo que la muerte es el desfile de Águeda, de Sara y de Mateo de la casa al Museo sin que yo vaya a su lado. Los estaré esperando en donde dije que me enterraran, en esa parte del museo donde un día cayó un rayo. Para comprobar, como última jugarreta, que dos rayos sí pueden caer en el mismo sitio.
jmarioster@gmail.co , Jotamario Arbeláez
COMPLEMENTACIONES Y ENLACES de NTC ...
http://ntcblog.blogspot.com/2006_08_27_archive.html
*** EL MUSEO RAYO EXHIBE LAS SERIES DEL BEJUQUISMO Y ULTRABEJUQUISMO DEL MAESTRO OMAR RAYO. BOLETIN DE PRENSA, Septiembre 1º de 2006 . MUSEO CONCERTADO CON EL MINISTERIO DE CULTURACALLE 8ª No. 8-53 - TELEFONOS: (092) 2298623 FAX 2297290 - ROLDANILLO VALLE COLOMBIA e-mail: museorayo@hotmail.com, museomarayo@yahoo.com
Pesar por la muerte del maestro Ómar Rayo
http://www.noti20quindio.com/index.php?option=com_content&view=article&id=505:pesar-por-la-muerte-del-maestro-omar-rayo&catid=18:nacional&Itemid=36
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En Cali tuvo un paso fugaz por la Escuela de Bellas Artes hasta que un profesor le advirtió que allí no tenía nada nuevo qué enseñarle, que él ya no supiera. Así fue. Rayo necesitaba más, y su talento podía ofrecérselo. Con nuevas ambiciones emprende un nuevo camino, esta vez para Bogotá. A la capital llega en 1948 impulsado por el escritor Álvaro Mutis quien conoció de primera mano sus aptitudes y le regaló un tiquete de la aerolínea para la cual trabajaba. Un poco más maduro, Rayo empezó a rodearse de la intelectualidad bogotana de la cual conserva grandes recuerdos en el café "Automático", en el cual se reunían personajes de la talla de León de Greiff, Luis Vidales y Jorge Zalamea, los cuales terminarían por acogerlo.
Por Águeda Pizarro
El País, Cali, Junio 13, 2010. Edición digital: http://www.elpais.com.co/elpais/edicion_impresa/0ec3254662ddb937d2b8f78cc3b09293/elpais-Junio-13-de-2010.php Pag. 20.
Boletín de Prensa, Museo Rayo, junio 15, 2010
La Fundación Museo Rayo y la familia Rayo, conmovidos por la extraordinaria y multitudinaria expresión de condolencia, de solidaridad y de afecto les agradecemos a todas aquellas personas e instituciones que nos acompañaron en este momento doloroso y transcendente en nuestras vidas. Nos hemos sentido rodeados de una gran familia colombiana que nos incluye, nos sostiene y nos ayuda a comprender cuál es nuestra responsabilidad y nuestro compromiso con la memoria del Maestro Rayo y con su tierra. Debido a la sensibilidad y el apoyo de los miembros de la Fundación Museo Rayo, los empleados del Museo Rayo, la Alcaldía Municipal de Roldanillo, las autoridades eclesiásticas y los entrañables amigos personales de la familia, y también a la actitud respetuosa de los medios de comunicación, las honras fúnebres y los diferentes actos que se llevaron a cabo en estas semanas de duelo nacional le dieron al Maestro una despedida digna de él como ser humano y como artista. Los restos mortales de Omar Rayo Reyes, reposan en el Museo Rayo como él quería. Su tumba, ubicada y diseñada de acuerdo con su criterio de artista, es un símbolo tanto de la significancia de su obra y de su vida, como de su entrega a su tierra. Además es una garantía de la permanencia tanto de su memoria en su pueblo como de la permanencia del Museo Rayo aquí en Roldanillo tal como él lo concibió y realizó. El Museo Rayo no puede morir, porque la muerte de su creador lo convirtió en un lugar sagrado e inviolable.
En las misas para los difuntos se habla de la vida eterna que nos espera después de ésta, de continuidad y no de ruptura. El difunto empieza una nueva vida en la eternidad y nosotros empezamos una nueva vida donde el ser amado está pero de otra manera. Nosotros, en el Museo Rayo estamos comprometidos con el futuro de la institución y hemos iniciado la nueva etapa de nuestra vida de la siguiente manera. Según los estatutos de la Fundación Museo Rayo, con la muerte del Presidente vitalicio, la Presidencia recae en una persona que tiene vocación hereditaria y que cumple con los requisitos de conocimiento y experiencia. Por consiguiente la Fundación Museo Rayo en junta extraordinaria el 15 de junio confirmó a la esposa del Maestro, Agueda Pizarro de Rayo, co-fundadora del Museo, miembro del Concejo Directivo de la Fundación y Directora de los Encuentros de Poetas Colombianas, doctorada en la Universidad de Columbia en Nueva York, como Presidenta Vitalicia y Directora del Museo Rayo, cargos inseparables según estatutos. Luego de la certificación y la legalización de este cargo, empezamos a trabajar para llevar a cabo los programas que el Maestro Rayo había trazado para el Museo, incluyendo exposiciones, talleres, el Encuentro de Poetas. Igualmente continuaremos siguiendo los parámetros administrativos indicados por él en los últimos meses, los que permitirán el funcionamiento óptimo de la institución. Como Directora y Presidenta de la Fundación Agueda Pizarro se compromete tanto con el cumplimiento de los deseos del Maestro y la continuación de su filosofía como a seguir imaginando una visión creativa amplia y fluida para su futuro.
Queremos anunciar también el nombramiento como Secretario General del Museo Rayo de Juan José Madrid Rojas. El señor Madrid ocupó este mismo cargo durante 17 años, dedicándose de manera incondicional a su trabajo e interrumpiendo por sólo dos años su vinculación con la institución en la que se formó con el Maestro. Para nosotros realizó una labor que se distinguía por su gran capacidad como curador y relacionista público y por su absoluta lealtad a la familia y al Museo. En su gestión anterior adquirió un conocimiento amplio del arte y la literatura con los que ganó el respeto y la admiración de la comunidad. Confiamos en que con él y el excelente equipo del museo bajo la dirección de la Presidenta de la Fundación el Museo Rayo comienza una de sus mejores etapas.
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