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Entrevista al Maestro Fernando Cruz
Kronfly
Por Fabio Martínez. Exclusiva para NTC ...
Santiago de Cali, diciembre de 2014
“Lo que uno nota del
Facebook es el desespero del yo contemporáneo”
Conocí a Fernando Cruz Kronfly en los claustros de la Universidad Santiago de Cali, que estaba situada en aquella casona del centro de Cali, símbolo emblemático de la cultura caleña.
Cruz Kronfly hacía
parte de un grupo de intelectuales que fueron llamados a la academia por Álvaro
Pío Valencia y Estanislao Zuleta, quienes dirigían los destinos del alma mater. Era un grupo exquisito por
donde pasaron: Enrique Buenaventura, Anthony Sampsom, Alcibíades Paredes, Tomás
Quintero, Marco Fidel Chávez, Norman Alhach, Evelio Espínola, Luz Helena
Giraldo, Mario Díaz, Gladys Conde, Sebastián Solari, Eduardo Serrano y Javier y Rodrigo Navarro,
ente otros.
Eran los años
setenta. Una década donde nadie pensaba en la guerra, en la cultura del crimen
y el narcotráfico, y en la debacle del país, que durante cuarenta años, iba a
arrojar seis millones de víctimas.
Ante el miedo que
imperó durante estas cuatro décadas, Cruz Kronfly se refugió en la formación de
los jóvenes y en el mundo de los libros.
Cuarenta años
después, y con la ilusión de un acuerdo de paz, que está por cocinarse en el
país, hablé con mi maestro y amigo Fernando Cruz Kronfly, en la Librería
Nacional del Oeste.
Esto fue lo que me
dijo:
El destierro
Fabio Martínez: Fernando, tu última novela se titula Destierro (Sílaba Editores). En esta obra se habla del doble exilio
que vive el personaje llamado el Habibe. Háblanos de tus orígenes. Como un
escritor colombo-sirio, como tú, ¿vive el destierro?
Fernando Cruz Kronfly: Si debiera caracterizar mis orígenes tendría que
reconocer que soy bicultural. La presencia del mundo árabe, por el costado
materno, es muy fuerte. Mi padre, colombiano, resultó colonizado por la
tradición alimentaria árabe y, en general, mediterránea. Siria es hoy un país
de muchos conflictos interiores. Ahora mismo la ciudad de origen de mi familia
materna, Homs, está totalmente despedazada, bombardeada. Siria es el país del
mundo con más desplazados. Le sigue Colombia. Mira qué macabra coincidencia.
1926 fue el año del
éxodo, eufemismo que se utiliza a veces para ocultar el desplazamiento y el
desarraigo forzado. Mi abuelo y mis tíos, incluida mi madre, viajan a Colombia
en busca de refugio. Colombia era América, tierra de la esperanza. Mamá tenía entonces trece años. Soy entonces
originario de una familia desplazada por
hechos de violencia en el Medio Oriente, derivados de conflictos religiosos.
Hoy vemos como retornan estos conflictos alrededor del fundamentalista,
degollador y asesino "Estado Islámico". Mi familia era cristiana
ortodoxa y, como tal, provenía de una tradición cultural abierta a
occidente. Muchos años después, cuando me
hice mayor y creía haber empezado a entender algunas cosas, me sorprendía ver cómo mis tías y tíos
maternos profesaban ideales liberales y democráticos. Algunos de mis tíos
árabes eran masones y se declaraban librepensadores. Eran liberales ideológicos y mundanos.
Durante la guerra
mundial de 1914, mi tío Nyry iba a ser reclutado como soldado para pelear
contra no sé quién, y mi abuelo, para protegerlo, lo ocultó en un último cuarto
al final de la casa. Y le contrató un profesor de laúd. El encierro de mi tío
duró cuatro años, que fueron muy bien invertidos en las clases de música.
Cuando terminó la guerra y pudo salir al sol, mi abuelo lo envió a Cartago, en
el Valle del Cauca. Fue enviado como punta de lanza para hacer un camino seguro para todos. Hacer una avanzada
económica en la tierra prometida y alquilar una casa grande y vivir en paz.
Abrió entonces un almacén de telas en
Cartago. En aquella época, Cartago era
una ciudad próspera, punto final de la navegación por el río Cauca a través del rio La Vieja. Esto hizo de Cartago una ciudad
con un gran movimiento comercial exportador alrededor de la economía del café,
que irradiaba desde el viejo Caldas. En la ciudad había trilladoras y, claro,
alrededor de esta economía fuerte, se fue desarrollando un sector comercial
significativo. A su vez, por el rio Cauca venían a Cartago, desde Buenaventura,
mercancías de importación de todo tipo, con destino al viejo Caldas e incluso Antioquia,
por la vía de Manizales, Aguadas y hasta La pintada, que era la ruta de la
arriería.
Un año más tarde
llegó toda la familia materna. Mi tío Nury era ya un personaje querido por
todos. Tocaba el laúd, cantaba como un canario, tenía enamoradas a las
muchachas y era un dulce y educado bohemio. En el almacén que fundó había una
trastienda donde él se reunía con otros exiliados árabes y con colombianos, a
tomar aguardiente y cantar música colombiana. El primer instrumento musical que
escuché en casa fue el laúd. Mi madre y mis tías hablaban árabe entre ellas y
desde el vientre materno esa fonética me fue familiar Con las vecinas se
comunicaban en "su castellano". El día que se casaron mis padres, mi
abuelo materno les dio de regalo dos palmas de dátiles que nunca supe de dónde
salieron y que fueron sembradas en el inmenso solar de nuestra casa de
Guadalajara de Buga. Yo alcance a ver las palmas de dátiles cargadas de racimos
y nos pasábamos comiendo dátiles que terminaban de madurar al sol sobre
tendidos de holas de periódicos. Esto fue antes de nuestra migración a Cali.
Mi padre tulueño era
un hombre realmente culto. Librepensador ilustrado. Leía a mamá capítulos de
Víctor Hugo, Balzac, Gogol, Gorki, Dostoieski. Se sentaba a leer a la sombra de
las palmas de dátiles a comer quibbe y beber coñac francés. La biculturalidad
me asediaba por todas partes. De esta experiencia cotidiana nació en mi el
espíritu del desterrado, en términos de Todorov. Desde que nací fui un
desterrado que no era ni de aquí ni de allá. Eso es lo que cuento en mi última
novela, que es el relato de un doble destierro.
FM:
En la novela hay algunas palabras árabes, como “habibe”, que es el nombre del
héroe. ¿Qué significa “habibe”?
FCK:
el habibe es el ser querido, el amado.
La educación sentimental
FM:
Háblame de tu juventud; de los años setenta. Los años de la militancia de
izquierda y las protestas estudiantiles. Esa interesante década que vivió Cali
y el país.
FCK:
Yo estudié en el colegio Berchmans que era regentado por jesuitas. A ellos debo
mucho en términos de disciplina y formación en la lógica formal aristotélica.
Desde aquellos años del bachillerato, empecé a advertir que en el seno de los
jesuitas había dos posiciones: una, el jesuitismo tradicional de los curas
godos tradicionales y otra, muy distinta, la izquierda jesuítica que todavía se
conserva y de la que derivó Francisco de Roux, padre provincial de los jesuitas
y considerado un “cura rojo”. De Roux hizo un gran trabajo social en el
Magdalena Medio y llegó a ser padre
provincial de los jesuitas.
FM:
Te refieres a esa corriente de jesuitas que se aglutinó alrededor de Cinep, el
Centro de Investigación y Educación Popular.
FCK: Del
Cinep, exactamente. De la corriente ideológica de la que, al parecer viene el
Papa actual, discípulo de Ignacio de Loyola.
FM:
¿Del papa Francisco?
FCK: Sí, él es jesuita, y uno lo nota en su actitud
informal, más cercana al ejemplo de
Francisco de Asís que a los grandes conciliábulos corrompidos del Vaticano. Lo que quiero decir
es que, como derivación de esto, desde aquel tiempo hubo en el colegio Berchmans
un cura que influyó sobre algunos de
nosotros. Se llamó Francisco Javier Mejía y tenía trabajo social en el
barrio de invasión La Isla. Nosotros íbamos allí sábados y domingos como
estudiantes de bachillerato. Hacíamos trabajo de acción social. Los pobladores
de La Isla eran campesinos expulsados de sus tierras por causa de la violencia
de los años 50. Yo hice mis estudios de bachillerato en los años 60. Los
campesinos que llegaron a poblar el barrio La Isla y los extramuros de la
ciudad, vestían de "poncho", carriel y machete al cinto. Vivían en
"cambuches" improvisados de guadua y cartón. Nosotros llegábamos allí y los desplazados
nos recibían con café y agua de panela. Esta situación me marcó,
definitivamente. Luego, leyendo el 18
Brumario de Karl Marx y, sobre todo, el capítulo sobre la acumulación
originaria de capital, en Inglaterra, comprendí mejor la situación social de
nuestros campesinos. La preocupación de Marx no es allí "marxista"
sino ante todo humanista, pienso. Se trata de una preocupación solidara
respecto de la situación de pobreza e injusticia de los campesinos expulsados.
Así ocurrió mi aproximación al pensamiento socialista: por la vía de la solidaridad
humana con los desposeídos y por la vía del entendimiento de las leyes sociales
que producen estos fenómenos. El pensamiento socialista analítico se unió a la
solidaridad humana que venía de mi formación jesuítica un tanto
asistencialista. El sentimiento de piedad por el otro, que es un sentimiento
cristiano, considera al otro como mi semejante. Más tarde, leyendo a
Finkielktaut, confirmo que el primer paso en la construcción Occidental,
ecuménica y universal según la cual todos los seres humanos tenemos algo en
común lo dio el cristianismo. Y lo pudo dar por su concepción monoteísta,
puesto que si Dios es uno solo y es el creador de cuanto existe, incluidos los
seres humanos de todos los colores, entonces debemos tener algo en común. Esto
que todos los seres humanos por igual tenemos en común es, según el mito
creacionista como hijos del mismo Dios, es nuestra condición de
"semejantes".
Este pensamiento
terminó por insertarse en la modernidad, se laicizó, se resignificó y terminó
convertido, pienso, en el concepto de ciudadanía universal y en el fundamento,
ya secular y revolucionario francés, de los Derechos Universales del Hombre y
del Ciudadano.
En mi juventud, el
camino hacia la izquierda se hizo por la vía de los sentimientos de solidaridad
humana hacia los semejantes, que eran los humildes desposeídos de todo. Luego
estas representaciones se fueron racionalizando y, a la luz del pensamiento
marxista, se fueron convirtiendo en una especie explicación crítica respecto de
las causas que causan la miseria como
negación del derecho a la vida y del respeto por el otro.
Para ser sincero, lo
que más me interesó del pensamiento de Marx, fue su componente explicativo de
las leyes sociales. Es decir, el mecanismo de relojería de lo histórico y de lo
social. Dicho de otra manera, el materialismo.
Ingresé al pensamiento de Marx, no exactamente por la vía del
resentimiento social sino por la vía de la solidaridad con los humildes. No
tenía motivo alguno para ser un resentido. Mi interés era intelectual. Ahora
pienso que el marxismo tiene claramente tres componentes: el utópico social, el
mesiánico y el analítico.
Mi interés de aquel
entonces por el pensamiento de Marx se debió a componente analítico. El
componente mesiánico parte del supuesto de que la clase obrera es una especie
de sustituto de Cristo que va a salvar a la humanidad; según esto, para los
marxistas mesiánicos la clase obrera es el mesías de la humanidad. Incluso, la
clase obrera va a salvar a los mismos capitalistas que se encuentran
prisioneros del capital y son sus víctimas. Marx la idealizo a la clase obrera
y la convirtió en el mesías de la humanidad.
El componente utópico
tiene que ver con "un no lugar". Un lugar añorado e idealizado,
especie de paraíso aún no dado en esta tierra y al que hay que ir. Un "Utopos", que consiste en
imaginar un lugar futuro que no aún no existe y que hay que construir. Un mundo
perfecto, ideal, pero que no existe. Este "utopos", especie de cielo
en la tierra, proviene de la tradición milenarista judeocristiana, de la cual
Marx era heredero.
El componente
analítico al que me afilié desde un comienzo, está en aquellos textos en los
cuales Marx expuso las relaciones causales estructurales de lo social y de la
historia de las sociedades humanas. Cómo funciona la estructura social en
general y la capitalista en particular. Las exposiciones que hace Marx sobre la
guerra civil en Francia y el 18 Brumario de Luís Bonaparte, son pieza maestra
de cualquier análisis histórico y análisis social sobre aquella época,
metodología que hoy veo incorporada de manera silenciosa en parte fundamental
de la sociología contemporánea.
No es necesario que
un sociólogo contemporáneo se confiese hoy como seguidor de Marx en cuanto al
método. El pensamiento de Marx se incorporó de manera natural y silenciosa como
ganancia teórica de la humanidad en el campo de la ciencia social. Forma parte
del método ya asimilado por los pensadores sociales. Superado, por supuesto, el
determinismo económico y ese tipo de cosas que no están en Marx, ciertamente,
sino en algunos de sus seguidores En contra de este determinismo economicista,
pienso, Louis Althusser y otros intelectuales de los años setenta se
propusieron una lectura distinta de Marx; sobre todo con la incorporación del
método estructuralista a propósito del análisis social, tal como ocurrió en el
campo de la lingüística y la
antropología de Levy-Strauss..
Este fue en términos
generales mi punto de partida. Entre 1961 y 1967 hice mis estudios
universitarios en Derecho y Ciencias Políticas en la universidad La Gran
Colombia, en Bogotá. En aquella época yo era un "lector enfermo".
Esto era lo único que hacía: leer al desayuno, leer y leer hasta el amanecer. Yo
estudiaba mi carrera sólo para los exámenes finales y, como leía tanto, tenía
buenos presupuestos lógicos y filosóficos. Luego, cuando me recibí, volví a
Cartago, y ejercí como juez por algunos años.
FM: Aparte de Marx, ¿qué otras lecturas te marcaron?
FCK: En aquella década estaba en boga el
existencialismo. Yo leí a Sartre, pero con mayor entusiasmo a Albert Camus. Es
que Camus es inmenso. Era una especie de autodidacta que leía de todo. Por mis
manos pasaron Kant, Darwin y sus teorías evolucionistas, Jasper y Heidegger.
Leía las teorías genéticas, el ADN y la composición bioquímica de los seres
humanos. Mi formación como lector era fundamentalmente ensayística. De allí
viene mi predilección por el ensayo como género. Pero, así mismo, amaba la
ficción literaria. La necesitaba visceralmente. En la universidad escribí
poesía y obtuve muy joven el primer lugar en un concurso nacional universitario
de cuento patrocinado por la Universidad Externado de Colombia, de Bogotá.
FM:
¿Fue tu primer cuento? ¿Cómo se llamaba?
FCK: “El sordomudo de Paoleta”. Por aquellos días del
premio, yo estaba leyendo el libro de cuentos El llano en llamas, de Juan Rulfo. Esa lectura me cambió el mundo
ficcional y lingüístico que hasta entonces había conocido en la literatura rusa
y europea, dominante en la biblioteca personal de papá.
FM:
¿Rulfo es posterior a los autores que te recomendaba tu padre?
FCK: Mi padre nunca me recomendó leer nada. Yo sólo lo veía comprar libros, leer constantemente y hasta dormirse con los libros abiertos en el pecho. Lo que recibí de él fue el formidable ejemplo del amor y la pasión por los libros, la cultura letrada y el libre pensamiento. Murió en 1957 cuando yo sólo tenía 14 años y leía al Pato Lucas. En esa época ya existía, claro, la literatura latinoamericana: Miguel Ángel Asturias, José María Arguedas, Roberto Arlt, para citar unos pocos. Pero esta no era una literatura reconocida al menos por papá. En cierto modo, la literatura latinoamericana estaba “ninguneada”. La literatura francesa, inglesa, rusa y norteamericana eran el canon de lo que había que leer.
FCK: Mi padre nunca me recomendó leer nada. Yo sólo lo veía comprar libros, leer constantemente y hasta dormirse con los libros abiertos en el pecho. Lo que recibí de él fue el formidable ejemplo del amor y la pasión por los libros, la cultura letrada y el libre pensamiento. Murió en 1957 cuando yo sólo tenía 14 años y leía al Pato Lucas. En esa época ya existía, claro, la literatura latinoamericana: Miguel Ángel Asturias, José María Arguedas, Roberto Arlt, para citar unos pocos. Pero esta no era una literatura reconocida al menos por papá. En cierto modo, la literatura latinoamericana estaba “ninguneada”. La literatura francesa, inglesa, rusa y norteamericana eran el canon de lo que había que leer.
Cuando cae en mis
manos El llano en llamas y,
particularmente el cuento “Macario”, mi vida como lector se transforma. Aún no
había caído a mis manos Pedro Páramo.
Mis lecturas de entonces, que influenciadas más por la biblioteca de mi padre
que por él mismo, aunque su biblioteca era él mismo, eran Víctor Hugo, Stendal,
Balzac, Gorki, Gogol y Dostoievski. Cuando muere mi padre, yo me hundo de
cabeza en su biblioteca. Este episodio es conmovedor, pues hundirme en la
biblioteca fue una manera de no dejar morir a papá. De hablar con él en
silencio a través de lo que escribía y resaltaba en los libros mismos. Recuerdo
que tenía catorce años y estaba fuertemente identificado con él y con su
misterioso mundo de los libros, que sólo veía de lejos.
F.M: Desde muy joven tuviste amigos que más tarde
fueron grandes intelectuales.
FCK: En el colegio Berchmans conocí a Álvaro Escobar
Navia y nos hicimos muy amigos. Ambos vivíamos en el barrio Juanambú, muy cerca
de la sinagoga judía. Álvaro fue un joven enfermizo; sufría de nefritis y tenía
por lo tanto problemas con el corazón y los riñones. Por esto murió a los
treinta y ocho años de edad, cuando era rector de la Universidad del Valle.
En el colegio Álvaro
fue indisciplinado. Como era en extremo inteligente poco estudiaba. Cierta vez
que iba a perder el año, ya para los exámenes finales nos invitó a un grupo
tres compañeros suyos para que fuéramos a estudiar con él a la finca de sus padres que quedaba en La
cumbre, sobre la carrilera por donde pasaba el tren.. En vez de dedicarnos a
estudiar en serio, Álvaro se puso a tocar el piano, y nosotros nos dedicamos a
leer poesía y a beber aguardiente a la orilla de la carrilera, para ver el tren
pasar con las luces encendidas. Fue en esa tertulia irresponsable, que le
confesé a mi amigo Álvaro, ya en tragos, que yo estaba leyendo a un tal
Dostoievski; y él me dijo que estaba leyendo a un tal Balzac. A partir de ese
momento, surgió entre nosotros un diálogo precioso hasta que terminamos el
bachillerato y después prosiguió cuando nos hicimos adultos.
Con Estanislao Zuleta
hablé unas dos a o tres veces, pero sabía de él y, sobre todo, de su obra. Lo
que quiero decirte es que yo nunca hice parte del grupo de aduladores que se
sentaban en su mesa para “canalearlo”. Fue Escobar Navia, Álvaro Pío Valencia como rector de la
Universdidad Santiago de Cali, y yo, quienes lo convencimos de que aceptara
venir a Cali como vicerrector de la
Universidad.
FM:
Ávaro Pío Valencia, ¿ el hijo del poeta Guillermo Valencia?
FCK: Sí, el mismo. Álvaro Pío vino de Popayán a Cali y
con Zuleta fueron, respectivamente, rector y vicerrector de la Santiago de
Cali. Estas fueron mis primeras amistadas intelectuales. Luego vinieron Jorge
Ucrós, que acababa de llegar de Europa, y la famosa mesa del café Los turcos
donde cada viernes en la tarde, coincidíamos con Ramiro Madrid, Jaime Galarza, Yamil
Puentes, Anthony Sampson (quien venía de Canadá), y otros. Recuerdo que Zuleta, con voz grave nos decía:
“Hay que leer a Levi Strauss”. Al día siguiente, íbamos a la Librería Nacional
o la Librería Letras de Aurita Bustamante, y comprábamos Lo crudo y lo cocido o Las estructuras elementales del parentesco.
La Universidad
Santiago de Cali, situada en la casona de la esquina de la carrera quinta con
calle séptima, era un hervidero de ideas donde leíamos junto con los
estudiantes, en grupos informales constituidos, temas relacionados con Sicoanálisis, Lingüística, Antropología,
Marxismo y Literatura. Esta era la dieta.
Marx y la generación perdida
FM:
¿Cuándo aparece tu primer libro de cuentos, Las
alabanzas y los acechos?
FCK: Las
alabanzas y los acechos aparece en el año de 1972. Son cuentos más maduros.
Con este libro obtuve el premio en el Concurso Nacional de Cuento convocado por
la revista Vivencias de Cali. En el jurado estaba Álvaro Mutis. Cuando viví en
Cartago me dediqué a escribir cuentos; me convertí en una especie de escritor
extraño que mandaba cuentos a los concursos desde la provincia, sin padrino
alguno y logré obtener dos premios nacionales consecutivos. Fue más tarde que
incursioné en la novela.
FM: Volvamos a la política. Han pasado cuarenta años
de la utopía socialista. En estos cuarenta años ha pasado mucha agua debajo del
puente. La Unión Soviética se acabó; el socialismo se vino abajo. Estamos
viviendo una etapa llamada del capitalismo globalizado, del capitalismo
salvaje. Tú, que tuviste un acercamiento al mundo desde la perspectiva
analítica del marxismo, ¿crees que Marx sigue aún vigente?
FCK: Los problemas de los cuales se ocupó Marx siguen
allí, y yo diría que se han agravado. Creo en la justicia social, en la
solidaridad humana. Siempre me he alineado del lado de los que considero
débiles o vulnerados y maltratados por la historia: de la causa femenina, de
los indígenas, de las negritudes, de las minorías en general. El mundo, por
fortuna, viene tomando un camino incluyente. La revolución femenina fue una de
las revoluciones culturales más importantes de Occidente en el siglo XX. De
imperceptible e invisible, el movimiento feminista reivindicativo se fue
configurando, ahí está, es ahora menos fanático y está dando resultados a pesar
de todas las dificultades. Creo que buena parte del análisis histórico de Marx
sigue vigente, porque los problemas que analizó y trató de enfrentar, siguen estando ahí. La
revolución cultural femenina pudo darse y madurar, porque no se propuso cambiar
el modelo capitalista sino hacer parte de él.
FM: ¿Tú afirmas que, pese a la avalancha del
capitalismo salvaje, el marxismo se integró al mundo como una práctica social?
FCK: No, se integró a los pensadores sociales y está
implícito en la metodología de muchos analistas críticos.
FM: ¿Qué piensas de tu generación que se formó
leyendo a Marx, Freud, Sausurre, Levi Strauss y Dostoievski?
FCK: Los estudiantes de entonces y quienes
posteriormente fuimos profesores universitarios, creíamos que el país nos iba a
necesitar. Que, por lo tanto, debíamos
estar formados intelectualmente para ser útiles a la sociedad. Nuestra
generación tenía la esperanza de un futuro mejor. Yo no era utópico, digamos, y
no transmitía la esperanza en una eventual utopía social. Era más bien
realista, no idealizaba el mundo por venir. Pero el imaginario de la utopía
social rondaba por aquellos tiempos en todas partes, incluso en las juventudes
del mundo. Y la utopía implicaba luchar por una sociedad mejor. Tampoco creí
mucho en la idea del progreso ascendente material y moral de la humanidad. Fui
pesimista de la razón aunque optimista del corazón y de la vitalidad. La
evidencia de dos guerras mundiales y el hecho de haber sido un hijo del
destierro, me hacían pensar que no podía ser tan optimista. Siempre pensé que
la condición humana no daba para esperar mucho de ella, y creo que no me
equivoqué.
FM:
Como diría Pascal, eras un realista a carta cabal.
FCK: Sí. Pero recuerda que Pascal, propuso que el ser
humano estaba gobernado por dos lógicas: la de la razón y la del corazón. Yo
viví rodeado del mundo de la utopía, pero en el fondo era escéptico. Tal vez
por esto estuve radicalmente del lado de Camus en su controversia con Sartre.
Viví instalado en la sospecha del mundo. Quizás no era "politicamente
correcto" decir esto abiertamente, sobre todo delante de los militantes
misioneros entusiasmados salvadores de la humanidad, hoy moralmente
descompuestos o en franca desbandada hacia las extremas derechas. De ahí que el
componente analítico de Marx fue el que ciertamente me sedujo en aquel entonces
y me permitió, no obstante mi escepticismo y pesimismo antropológicos, hacer
parte de mi generación.
FM: Tú hablas, y me surgen muchas preguntas.. ¿Qué
pasó con esa generación utópica de los años 70?, ¿Cuál fue el futuro que corrió
esa pequeña ilustración que en España, Colombia y América latina luchó por una
sociedad mejor? ¿Esa generación fue arrollada por los acontecimientos?
Parafraseando a Hemingway, ¿podemos decir que la generación del 70 fue una
generación perdida?
FCK: Esta una gran pregunta que merece una reflexión
seria y la respuesta no es fácil. Esa pequeña generación ilustrada, de la que
tú hablas, tuvo algunas variables en América Latina. En el caso colombiano,
puedo decir que el narcotráfico, la guerrilla de métodos criminales y el crimen
organizado incidieron negativamente en aquel proyecto por crear una sociedad
mejor. De esta manera, la extrema izquierda criminalizada se burló de la
utopía, convirtiéndose en caldo útil para la emergencia de una extrema derecha
que, ante los métodos criminales de la guerrilla descompuesta, encontró
importante legitimidad. De ahí sale el uribismo ideológico y político. Dicho en
otros términos, la guerrilla y sus métodos criminales dieron origen a los
paramilitares y al uribismo. Uribe no existiría sin la criminalidad de la
guerrilla. Y en el uribismo fueron a recalar los intelectuales marxistas renegados
y descompuestos.
Por supuesto, no toda
la izquierda hizo parte de ese proyecto perverso que quería cambiar el país por
medio de la lucha armada y la alianza con la mafia. Hubo muchos que nos
quedamos en la academia, bajo el supuesto cierto de que la Universidad podía
ser pensada como un espacio para la resistencia contra la hipermodernidad
"light" y como morada del pensamiento racional. En la universidad nos
dedicamos juntos con los jóvenes estudiantes, a la comprensión de aquellas lógicas
hipermodernas perversas que terminaron por borrarnos del mapa.
De los años setenta
hasta hoy, los cambios han sido muy fuertes; ente otras cosas, porque el modelo
socialista no aguantaba más. El socialismo real se convirtió en una vergüenza
de la humanidad y a nombre de la humanidad también terminó haciendo cosas
terribles, como ocurrió con el periodo oscuro del estalinismo. La mayoría de la
izquierda apoyó a Sartre y unos pocos nos quedamos con el pensamiento de Camus.
A Sartre lo admirábamos como una gran figura intelectual, pero así mismo,
veíamos en él una especial condescendencia y complicidad con el estalinismo.
Camus jamás fue un renegado de la izquierda; siguió siendo un hombre de
pensamiento de izquierda. Y, cuando digo de izquierda no quiere decir marxista.
No, necesariamente, sino de la izquierda
que piensa el mundo de otro modo, instalado en la sospecha.
FM:
¿Cuál era la diferencia fundamental entre Sartre y Camus?
FCK: En su libro El
hombre rebelde, Camus se plantea que el deber de todo revolucionario es seguirlo siendo incluso
durante la revolución misma. Esto quiere decir que los seres humanos cuando
hacen la revolución se adocenan y terminan haciendo cosas aterradoras para
mantener los privilegios logrados. Para Camus,
hay que seguir siendo revolucionario dentro de la revolución; hacer
rupturas, proponer nuevas transformaciones para que el individuo no se vuelva
de piedra y se entregue al aparato burocrático. Sartre pensaba que había que
consolidar el socialismo a pesar de todo y fue conciliador con algunas
atrocidades de Stalin, porque para el intelectual francés lo fundamental era
salvar el socialismo frente al capitalismo. Ahora vemos que Camus fue
visionario. Y, todo, por su preocupación respecto de la ética de los medios, por encima de la ética de los fines. Lo que
hizo de la guerrilla colombiana una pandilla criminal, fue precisamente la validación de todos los
medios de lucha por fuera de todo límite ético.
FM: O sea que el punto de vista de Camus fue mucho
más radical que el de Sartre.
FCK: Pienso que sí, en cuanto se supo situar de manera
innegociable en la ética de los medios. Camus fue más radical que Sartre porque
fue independiente. Jamás se inclinó frente al estalinismo y sus métodos, como
garantía del futuro del socialismo. Pero, además de esto, Camus fue un gran
escritor. Sartre fue un filósofo que puso su literatura al servicio de sus
tesis filosóficas. En cambio, Camus diferenció el mundo de sus ideas del mundo
específico de la literatura. La literatura, para Camus, no podía ser objeto de
servilismos ideológicos, como pienso que sí lo fue para Sartre.
Para volver a la
pregunta del comienzo, pienso que hubo tres caminos por donde se escurrió la
generación del 70: uno, el camino criminal; otro, el camino del cinismo; y el
tercero, el camino de la resistencia y la comprensión crítica de los procesos;
entre ellos el declive crepuscular de los grandes relatos propios de la mítica
moderna, tales como el mito del progreso material y moral de la humanidad, la
falsa idea del sujeto humano centrado en la razón y, en tercer lugar, la idea
de que la Historia era occidental y blanca, y debía ser pensada como el relato
que narraba, precisamente, la manera cómo la Razón dirigía a la humanidad hacia
una salida futura de progreso material y moral. Y toda esta mítica se derrumbó
y es, de este derrumbe, que brota la subjetividad hipermoderna.
A lo largo de estas
últimas décadas hemos visto como la utopía fue palideciendo y quienes creíamos
en ella de pronto nos quedamos colgados de la brocha y la escalera en el suelo.
Debido a los extremos de izquierda y de derecha, nos quedamos por fuera de la
historia y ésta continuó su rumbo inusitado hacia los excesos de lo moderno. A
esto debo agregar lo que ha advertido George Steiner en sus ensayos: la caída
de la cultura letrada y el domino absoluto del mundo mediático. Esto nos dejó
inermes.
FM: Es cierto que el proyecto utópico en el país se
vio sofocado y malogrado, tanto por la extrema derecha como por la extrema
izquierda. La criminalidad de la guerrilla y su descarrilamiento respecto de
los principios fundamentales, legitimó social y políticamente a una extrema
derecha, que creó en el país el fenómeno del paramilitarismo. Eso fue lo que
sucedió en Colombia. Pero ¿qué sucedió en el sur del continente? En la década
del 70 miles de militantes de izquierda, de escritores e intelectuales
progresistas fueron encarcelados, muertos y desaparecidos por las dictaduras
militares.
FCK: Lo estás diciendo. Las dictaduras militares en
Brasil, Uruguay, Chile y Argentina fueron las encargadas de sofocar a sangre y
fuego la generación de la utopía. El símbolo de la lucha contra las dictaduras
hoy está encarnado en el poeta Juan Gelman y en las Madres de Mayo. Es terrible
decirlo, pero en Argentina lo que quedó de la utopía, por idealista que hubiese
sido, son las "huérfanas" Madres de mayo. Sus hijos fueron lanzados
al mar desde los aviones de Galtieri y de Videla.
La Universidad como campo de resistencia civil
FM:
Volvamos a Colombia. ¿En qué año te vinculas a la Universidad del Valle?
FCK: En 1972. Yo estuve en la Universidad Santiago de
Cali por un corto tiempo. Luego fui nombrado en la Universidad del Valle, en la
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, ubicada en la sede del barrio San
Fernando. Entro como junto con una lúcida generación de catedráticos como
Bernardo García, Alberto Corchuelo, Jorge Villa Cantillo, Henry Arboleda y
Álvaro Camacho Guizado, entre otros. Profesores inolvidables. Corría el año de
1972. Yo era muy joven. Entre febrero y mayo de aquel año se generó un
importante movimiento estudiantil y a raíz de estos acontecimientos la
Universidad fue cerrada. Los nuevos profesores y un grupo de dirigentes
estudiantiles fuimos expulsados, destituidos por el gobernador de entonces, el
doctor Marino Rengifo Salcedo, presidente del Consejo Superior. Los profesores
interpusimos una demanda ante la Jurisdicción Contenciosa Administrativa y la
ganamos. Esto ocurrió en el año de 1978. Durante la rectoría de Álvaro Escobar
Navia nos reintegraron a la Universidad.
FM:
¿O sea que pasaste seis años por fuera de Univalle?
FCK:
Sí; luego, como te dije, ganamos una demanda y fuimos reintegrados al alma mater.
FM:
¿Desde cuándo asumes el oficio de escritor?
FCK: Desde que escribí los primeros poemas. Muy joven
viajé a San Francisco y allí, quizás influenciado por los movimientos
estudiantiles que se vivían en California, escribí mi primer poema, titulado:
“LSD, San Francisco media noche”. El poema fue publicado en "Lecturas
Dominicales" del diario El Tiempo, cuyo director en ese entonces era el
periodista y poeta Álvaro Burgos.
FM: ¿En qué año fue escrito este poema?
FCK: En 1964. Yo tenía veintiún años. El Departamento
de Estado Norteamericano invitó a un grupo de estudiantes líderes a conocer los
Estados Unidos. En este grupo estaban Humberto De la Calle Lombana, el padre de
Armando Benedetti y Julio Valdivieso
Torres. Entre las ciudades a visitar, además de New York y Washington, por
supuesto, estaba San Francisco y de manera especial la Universidad de Berkeley.
Fue una experiencia tan inquietante y transformadora como la vivida, guardadas
las proporciones, por Lorca en New York. Quien lee este poema suyo, de
inmediato entiende que en esta ciudad Lorca fue otro. A raíz de este viaje, me
interesé por la generación beat y leí con juicio a Allen Ginsberg. Desde aquel
mi primer poema, asumí la escritura como parte esencial de mi vida. Escribía o moría. Era algo así como
un vaciamiento visceral, hondo y comprometido. Luego vinieron los cuentos, que
escribí cuando al terminar mis estudios universitarios en Bogotá, debí
radicarme en Cartago como Juez. Fue aquella una época productiva. Allí leí El gran serton: Veredas, del escritor
brasileño Joao Guimaraes Rosa. Con Guimaraes hice consciente, deslumbrado, la
potencia del lenguaje. En Cartago nació mi primer libro de cuentos: Las alabanzas y los acechos.
FM:
Si un escritor encuentra un pequeño auditorio ávido de leer ensayos, novelas,
cuentos; o por lo menos, encuentra un lector, el escritor está salvado.
FCK: Sí, porque el primero y más exigente lector de su
propia obra es uno mismo. Sin embargo, cuando voy a Medellín, Bogotá,
Bucaramanga, Pereira, Calarcá o a cualquier otra ciudad del país, encuentro
muchachos que han leído mis libros. Algunos profesores hacen fotocopias de mis
artículos y ensayos como parte del material para seminarios y cursos. Esto
reconforta, en medio del escepticismo.. Estos jóvenes, además, comparten la
idea de que el escritor debe ser, ante todo, un hombre de pensamiento. Siento
placer genuino al leer ensayos en los auditorios de las Universidad donde soy
invitado, porque éstas siguen siendo el nicho ideal para preservar el
pensamiento. La Universidad, sobre todo la pública, es de los pocos espacios de resistencia civil
que nos queda para preservar el uso público de la Razón en términos kantianos,
difundir la cultura letrada y el Pensamiento Crítico.
La modernidad, el sujeto y las redes sociales
FM: En tus libros, La
sombrilla planetaria y La tierra que
atardece, tú haces una interesante reflexión sobre la modernidad. ¿Los
presupuestos básicos de la modernidad siguen vigentes?
FCK: Sí, estos dos libros de ensayos están dedicados a
pensar la modernidad. Soy hijo y defensor de la modernidad, a sabiendas de sus
excesos. Sus principios básicos están a la orden del día. No hay un sólo
"postmoderno" que nos defienda.
Por ejemplo, el principio de individuación hoy está exacerbado. Lo que
hoy existe no es una pos-modernidad sino una hiper-modernidad. Ningún
post-moderno niega la libertad, ni la igualdad de derechos ni el principio de
la autonomía de la voluntad. Mucho menos el principio de la dignidad humana y el respeto a ella. Todos hablan en contra de la Razón, pero para
ello utilizan todos los más refinados recursos argumentativos que la Razón
ofrece. No es que no haya pasado nada a la modernidad. Lo que ha sucedido es
una crisis de su mitología y de sus imaginarios, pero los valores modernos
están ahí, vigentes y en uso.
FM:
¿El concepto de la libertad del individuo sigue vigente?
FCK:
¿Te refieres a la autonomía del sujeto?
FM:
Sí, por supuesto.
FCK: El concepto de la libertad del individuo no
solamente sigue vigente sino que se ha potenciado y exacerbado. Estamos en un
mundo hiper-libertario. Un mundo en el que la idea del límite es molesta. Hoy
los límites son mínimos. Ellos impiden el goce de la vida y el mundo de hoy es hedonista
y narciso. Además, como dice Redeker, el Yo del sujeto hiper-moderno se ha ido
al cuerpo.
FM: Me imagino que se ha potenciado a través de las
redes sociales, de las nuevas tecnologías virtuales. En Facebook hay un afán narcisista por cambiar permanentemente el
perfil de sus usuarios.
FCK: Sí, en Facebook y twitter los sujetos están
gritando al mundo lo que son a cada segundo que pasa: Los sujetos virtuales aúllan:
“Yo existo”; y lo hacen con auto-foto (selfie), lifting y todo.
FM: Así, muchas veces, la información en Facebook sea
esquizofrénica y mentirosa.
FCK: Lo que uno nota en el Facebook es el desespero
del yo contemporáneo, lanzado no exactamente a la soledad, que es deliciosa
cuando es elegida, sino al vacío de sí mismo y de su vida. Los desesperados
aullidos humanos que se escuchan en Facebook, aunque quienes los lanzan no lo
entiendan así, no provienen de la soledad sino del absoluto vacío de las vidas de
la mayoría de sus autores. Y no por "culpa" de quienes aúllan, sino
porque nuestro tiempo ha configurado sujetos unarios, autoreferidos y no sujetos binarios, alter-referidos y alter-constituidos, según Dany-Robert
Dufour.
FM:
Parafraseando a Freud, el Facebook es como una especie de striptis del ideal del yo. Ahora todo lo íntimo y privado se ha
convertido en público.
FCK: Claro, aunque con esta precisión: según Redeker,
en Egobady, el yo del sujeto hiper-moderno se ha ido a vivir a la experiencia
del cuerpo y su belleza física. El yo se confunde ahora con el cuerpo. La
distancia entre el yo y el cuerpo, que es su morada, se ha esfumado. Y la
intimidad ahora se ha vuelto espectáculo, según la antropóloga argentina Paula
Sibilia.
FM: La intimidad, que antes pertenecía al orden
personal, se ha convertido en pública.
FCK:
Exacto. Pero, más que en pública, en espectáculo mediático para el goce de
todos. Y es muy rentable para quienes tienen montado el negocio de la exhibición
de lo íntimo.
FM:
Ya no existen fronteras.
FCK: Porque antes el refugio de la intimidad, era el
secreto. Este secreto era invulnerable y debía ser respetado. Ahora, el refugio
de lo íntimo no es el secreto en cuanto la intimidad se hace pública. El
refugio actual de la intimidad consiste en no ser juzgado. A los jóvenes de ambos
géneros se les pone el pelo de punta cuando son juzgados. No quieren ser
juzgados moralmente. Tú te expones públicamente y nadie debe juzgarte.
FM: Te tienen que aceptar como eres, así tu
información personal sea alterada. Te tienen que mirar cómo apareces, así tu
apariencia no tenga nada que ver con tu ser. Mejor dicho, te deben aceptar como
te representas.
FCK: Allí, en lo que dices, hay un cambio muy
significativo de la modernidad. Pero debo agregar que, en mi opinión, dichos
cambios en la subjetividad contemporánea, se están produciendo a través del
marketing de la imagen humana, es decir de la comercialización del yo y de su
cuerpo convertido en objeto de exposición estética en busca de la belleza perfecta.
Pienso que, ahora, la imagen pública del cuerpo expuesto mediáticamente, que
expresa al yo en su belleza cosmética y de quirófano, ha transformado de manera
dramática el mundo psíquico que se produjo, según Lacan, a partir de la
invención técnica del espejo. El espejo de hoy no es el de Lacan, sino el de
las auto-fotos que van a volar por el mundo en el Facebook y el del marketing
que impone la belleza del cuerpo como ideal del yo. El ideal del yo del sujeto
hiper- moderno no es un ideal de valores provenientes de la filosofía, de la
ética o de la política, sino el ideal que impone el marketing del yo y de su
belleza cosmética.
FM: ¿Tú no crees que al exponerse la individualidad,
el ser humano está, digámoslo así, arriesgando su propia intimidad? ¿Está
poniendo en riesgo su naturaleza de ser ante la apariencia del ser?
FCK: Lo que está claro es que todos estos cambios
hiper modernos están produciendo un nuevo tipo de sujeto humano. Esto lo dice
Dany-Robert Dufour en su libro El arte de
reducir cabezas. Es un libro
magistral en el que sostiene que en el mundo actual ha desaparecido el sujeto
neurótico freudiano y el sujeto crítico kantiano. Y que, por tanto, agrego yo,
estamos ante un proceso de fabricación mediática del sujeto. Hay montada una fábrica
de subjetividad. Los sujetos humanos siempre son productos socialmente, esto es
inevitable. Y configurados según los parámetros culturales de época, según
Charles Taylor. Pero, en la hiper modernidad neoliberal, la subjetividad es
producida ahora por la máquina social de los medios masivos de
comunicación y el marketing del yo. Los
neuróticos éramos nosotros. Nuestra generación consideró que el mundo estaba
mal hecho. Ahora los jóvenes consideran que esto está supremamente bien hecho.
Que la vida es para gozarla y quien no se la goza está de malas. Los jóvenes,
en general, no tienen una actitud crítica frente a lo que viven, a duras penas
se "indignan" pero de ahí no pasan.
FM: En la posmodernidad el sujeto crítico también
fracasó. La figura del intelectual y del escritor de pensamiento, que venía de
la ilustración francesa, se agotó.
FCK:
El intelectual era un ser desadaptado frente a la sociedad que criticaba.
FM: Por esto es que en los grandes medios, ya no se
tiene en cuenta la voz del intelectual, del escritor. Las editoriales prefieren
publicar libros de religión, cocina y autoayuda, y desechar a los buenos
escritores. Fernando, ¿hacia dónde vamos? ¿No será que toda esa basura
informativa nos va a cubrir del todo hasta devorarnos?
FCK:
No, no lo veo así.
FM: ¡¿No?! Yo sigo siendo un nihilista. niezscheano o
shopenhariano, para más señas. ¿Tú qué crees? Pensemos en el futuro incierto
que ya comenzó. Juguemos un poco al adivino.
FCK: Uno mira el futuro a partir de las tendencias.
Ellas señalan para dónde vamos. Creo que vamos hacia el vacío del yo. En estos
días estaba releyendo a Vatimo y el nihilismo, según él. Y resulta que
Hiedegger, pero sobre todo Nietzsche, auguraron que el sujeto humano quedaba
convertido, ante todo, en valor de cambio.
FM:
¿En mercancía?
FCK: Sí, claro, en una mercancía intercambiable. Y
para esta sociedad, los seres humanos ya no valen por sus principios, por sus
valores humanos, por lo que sepan en términos de conocimiento, por su cultura,
sino por lo funcionales que sean al sistema. Los seres humanos tienen que
estudiar para ser funcionales, y las mujeres y ahora los hombres tienen que ir
al quirófano para participar con éxito en el mercado de la carne y de la imagen
exitosa. De lo contrario salen del circuito, salen del mercado. Yo creo que esa
es la tendencia del mundo actual. Pero, hay que decirlo, la capacidad humana de
resistir y criticar estas tendencias no ha muerto. Miles de muchachos las
enfrentan con valor e inteligencia. Y construyen vidas al margen de estas
tendencias y se burlan de ellas. Tienen hijos a quienes les trasladan su mirada
crítica y demoledora. Pero, esto no es que me llene de esperanza, sino que me
hace mirar el mundo de hoy a partir de la diversidad y la complejidad. Llevo 40
años como profesor universitario, y tengo la certeza de que, al margen del
marketing del yo e independientemente del declive de la cultura letrada y su
sustitución por la cultura "light" y banal, existen preciosos núcleos
humanos invisibilizados por el marketing aplastante, que están ahí, en la
resistencia y en la construcción, para sí, de un mundo alternativo.
Por otra parte, todo
esto tiene que ver, también, con la variable de la edad y el género Los jóvenes
están allí, en aquel mundo mediático de la oferta y demanda hasta los treinta
años. Pero después, cuando la vida los obliga a hacer un alto, comienzan a
pensar de otro modo un poco más trascendental. La sensación de vacío de la que
habla Lipoveski y que algunos sienten, comienza aproximadamente a los treinta
años para las mujeres y a los cuarenta para los hombres. Es la edad en la que
algunos suelen cuadrar caja.
FM:
La reflexión comienza cuando uno comienza a hacerse adulto. “¿Cómo fueron mis
años de juventud mientras estuve conectado a una red chateándome con mis amigos?”
Es la pegunta que los seres humanos se comienzan a hacer en la edad madura.
FCK: Pero quizás ya sea tarde, porque los ideales del
yo no se construyeron a partir de preocupaciones políticas, filosóficas, de
conocimiento, ni éticas, sino sólo a partir de patrones de éxito provenientes
del marketing, insisto.
FM: Sigamos jugando a la futurología. ¿Cuál será el
destino de esas generaciones formadas en las redes sociales?
FCK: Creo que van a regresar de cabeza al misticismo.
Porque si algo produce la "era del vacío", del que habla Lipovetski,
es el retorno neo-místico. Los seres humanos que se sienten vacíos y que
sienten que no fueron exitosos, no regresan
a la Razón y sus fuertes exigencias, sino a sistemas de pensamiento
pseudo-ancestrales. Retornan al animismo resignificado, a las religiones en sus
formas primarias y al espiritismo. La energía positiva de hoy, no es más que
una nueva versión de lo que Freud denomina
como la: omnipotencia de las
ideas. Esto tiene íntima relación con el pensamiento mágico. En síntesis,
la sensación de vacío a la que pueden llegar luego del "cuadre de
caja" ciertos hombres y mujeres, nunca termina por lanzarlos a los rigores
de la Razón, sino a formas primarias de consuelo y neo-ancestrales otorgadores
de sentido.
FM: Quizás por esto es que hoy pululan en el mundo toda
suerte delas religiones y misticismos. Hoy en día un pastor crea una secta en
el garaje de su casa.
FCK:
Esto coincide con la desaparición del sujeto crítico.
FM:
Por lo tanto, con la desaparición del escritor, del intelectual.
FCK: Esto depende del tipo de escritor y de
intelectual de los que estemos hablando. Pablo Coelho es un verdadero prodigio
del renacer de lo primitivo resignificado en lo contemporáneo y llena el vacío
de nuestro tiempo. Coelho dice precisamente lo que la demanda ansiosa espera.
Es el autor típico que quiere calmar el desasosiego de nuestro tiempo. Pero, si
estamos hablando del escritor complejo y crítico, categoría dentro de la cual
me ubico, es evidente que estamos por fuera del mercado. Pero, aún así,
contamos con lectores de élite intelectual que nos valoran y aprecian. Por otro
lado, este mundo de hoy necesita ser
interpretado. Y, quienes están en condiciones de interpretarlo, no son
los consoladores de oficio convertidos, por esto mismo, en éxito editorial,
sino quienes en uso de la Razón y mediante el concurso de las ciencias humanas
y sociales, descifran los tiempos históricos. La demanda de este tipo de
escritores e intelectuales está en las universidades y en ciertas capas
intelectuales que están ahí y que resisten con dignidad.
La neurociencia y el trasplante del yo
FM: El tema de las tecnologías virtuales está muy
articulado al desarrollo de las ciencias. Hoy en día ya se hacen trasplantes de
órganos humanos, se reemplazan partes del cuerpo que el cirujano puede
programar y monitorear a través de un computador. Lo único que nos hace falta
es hacer trasplantes de la conciencia humana; o lo que se ha llamado,
mutaciones del yo. Una perspectiva que jamás imaginaron Nietzche y Foucaullt.
FCK: El trasplante del yo ya se está haciendo sin
necesidad de hacer cirugías. Hoy en día el ser humano vive una mutación del yo,
porque el yo es histórico. Desde el punto de vista del psicoanálisis hay una
estructura psíquica que comprende el yo, el ello y el súper yo, como suele
decirse. La personalidad de un individuo es histórica. El Ello, digamos, es una
dimensión básica que está allí en los seres humanos como naturaleza suspendida,
según Agamben, pero los inhibidores normativos del Ello son históricos. Lo mismo sucede con los
ideales del yo. Tú no puedes tener en el periodo esclavista los ideales del yo
moderno. Es imposible. Ahora bien, el súper yo es riguroso y fuertemente
normativo en el mundo moderno. En el mundo hiper-moderno el súper yo es
supremamente flexible. En el mundo actual tú no encuentras que el súper yo sea
un tirano moralista. Hoy la sexualidad es un derecho, no un tabú. Y esto abrió
a la humanidad a otra mirada sobre el cuerpo y el mundo.
FM:
Tú decías que el yo es histórico, que de alguna manera ha mutado.
FCK: El yo ha sido modificado por la cultura. Cuando
tienes una cultura muy permisiva de las pulsiones, por un lado, y por el otro
un debilitamiento de la normatividad interiorizada propia del súper yo,
entonces el yo está menos afligido. El yo está siempre en cuña fuerte entre las
normas y el deseo. Pero, la fuerza de esta tensión no ha sido siempre la misma.
Ahora, en la sociedad y en las redes sociales, el deseo se pasea por los
jardines en flor. El deseo flota libre por todas partes, sin mayores límites.
Obviamente los límites existen, pero no hay equivalencia con otras épocas. Este
yo contemporáneo vive en un espacio de permisibilidad y de libertad mucho
mayor. Pero el yo, a su vez, es el lugar desde donde se habla. Desde el punto
de vista psíquico el yo es la conciencia deliberante y auto referida que le
habla a sí mismo. Es decir, el yo es un espacio psíquico de auto referencia
constante. En su libro Las fuentes del
yo, Charles Taylor parte del supuesto de que el yo tiene unas fuentes y que
esas fuentes vienen de lo que él llama los “marcos de referencia ineludibles".
Y estos marcos de referencia ineludibles no son otros que los conformadores
culturales del yo”. El yo no se conforma desde adentro de sí mismo,
autárquicamente, sino desde la cultura y desde estos marcos de referencia
imposibles de eludir.
Cuando tú naces en
una sociedad moderna no puedes eludir creer en la libertad, no puedes eludir
considerar que los seres humanos son iguales, que son dignos de respeto, que
tienen derecho a una vida digna etc. Esto no sucedía en la Edad media ni en el
período esclavista. El yo en aquellas épocas no era así.
Ahora bien, ¿cuál es
el yo de hoy? El yo moderno estaba centrado en la idea de futuro porque en el
futuro estaba el progreso, el porvenir, la salida en términos de progreso moral
y material de la humanidad. El yo del hiper moderno, propio de los jóvenes de
hoy, está centrado en el presente. Hay que vivir y gozarse el presente. Por
esto, el yo de los jóvenes de hoy es hedonista, no sacrificial. Por el
contrario, el yo moderno clásico de los siglos XVIII y XIX se construyó
culturalmente alrededor de una ética sacrificial. Se sacrificaba el goce del
presente en favor de metas de valor moral, político o intelectual. Nuestra
generación fue dominada por una ética sacrificial, porque creíamos que debíamos
postergar el disfrute del presente por privilegiar metas futuras en favor de
una sociedad mejor y todas estas quimeras. Te voy a hacer un listado del
espíritu del sujeto contemporáneo. No se trata de insultos sino características
fundamentales, así: el yo del sujeto hiper moderno es hedonista, apolítico,
narciso, autoreferido y unario, desideologizado, presentista, banal, no
sacrificial y líquido, según Bauman. Es decir; en la época actual del hiper
modernismo, los vínculos y las relaciones humanas tienden a ser líquidas y
circunstanciales.
FM: De un mundo sólido y aparentemente seguro,
pasamos al mundo líquido, efímero y circunstancial.
FCK: A diferencia de nuestra generación, los jóvenes
de hoy no entablan vínculos duraderos. Las relaciones afectivas son de paso,
los matrimonios se disuelven a los tres años. Los hijos, si hay que dejarlos
tirados a su suerte, se abandonan porque hay que irse a gozar mi vida. Los
vínculos de los electores con los partidos y sus líderes, no están basados en
compromisos fuertes de ideas y de valores, sino en razones circunstanciales de
pura coyuntura y hasta de gusto.
FM: El pensamiento líquido, fugaz y liviano se
sobrepuso al pensamiento sólido y comprometido
FCK: Así es. Los jóvenes hoy son refractarios a todo
tipo de ideologías que impliquen compromiso de larga duración, están por esta
misma razón despolitizados.
FM:
Esto se está viviendo hoy con la televisión. La juventud se pliega a esa
avalancha masiva generada por la televisión y el marketing.
FCK: Sí, esto es claro. Están viviendo el presente, lo
están gozando, Lipoyeski también dice que el joven de hoy no tiene una ética
sacrificial, porque no está dispuesto a sacrificarse por nada, ni por nadie.
Los jóvenes dicen, incluso en las empresas donde trabajan: yo vengo aquí por lo
mío, yo vine a este mundo por lo mío.
FM: La hiper modernidad está magnificada por la
imagen, que es la nueva tirana del mundo. Desde los antiguos la imagen siempre
ha cumplido la función de sobredimensionar el objeto.
FCK: Este es el problema, si es que así puede
llamársele. Los marcos referenciales contemporáneos de la construcción del yo,
que durante los siglos XVIII, XIX y mitad del XX fueron construidos alrededor
de valores humanistas solidarios y generosos, por decirlo de algún modo, al
parecer pasan ahora a ser propuestos por el marketing y los valores que el
consumo impone. Hoy existe la fábrica que produce la conciencia, según Salmon.
Y esa fábrica es de propiedad privada y es intencional.
FM:
Pero esto traerá sus consecuencias a nivel de la construcción del sujeto.
FCK: No soy apocalíptico en el sentido de decir que
todo está perdido. Cuando se estaba disolviendo la Edad media los aristócratas
decían: “Este mundo se acabó”, y el que se estaba acabando era el mundo de
ellos. Lo único que me impresiona y ante lo cual me levanto críticamente es
que, tal como acabo de decirte, la fábrica de producción de la conciencia es de
propiedad privada y es intencional. Esto produce sujetos que se creen originales y únicos, pero que en realidad
son absolutamente estándar. Piensan lo mismo, tienen los mismos ideales de éxito impuestos, creen
que usan ropa exclusiva y hasta caminan idéntico. Son clones hijos del
marketing y de los medios masivos intencionados.
FM: ¿Tú tienes una
mirada optimista frente al presente?
FCK: Ni optimista ni pesimista, sino realista. Cuando
irrumpió la individualidad moderna y se fueron configurando los ideales de
igualdad y libertad humanas, los aristócratas aullaban que este mundo se iba a
acabar. Y, ciertamente se acabó, pero no el mundo sino el mundo de ellos
montado en exclusiones de sangre y
linaje. Por principio, no pienso que todo tiempo pasado fue mejor. Cuando uno piensa de este modo, es seguro que
ya está anciano y conservador. Conozco la letra de un tango, de Homero Manzi,
que dice más o menos, así: “Quien crea que todo tiempo pasado fue mejor, ni fue
obrero, ni fue mujer, ni fue trabajador”.
FM:
Ja ja ja ja.
FCK: Ahora bien, este tipo de sujeto contemporáneo
hipermoderno típico y estándar, hay
que entenderlo, propongo, como una construcción mediática, como un producto
fabricado intencionalmente, en masa, a través del proceso industrial de
producción de la subjetividad y la conciencia. La Iglesia en su momento produjo
conciencia y subjetividad en masa y estándar pero lo hizo con fines morales,
por horrible que esto pudiese parecer ahora; nuestra escuela moderna, produce
subjetividad y conciencia modernas en masa y estándar, pero introduce al mismo
tiempo el principio de la libertad de pensamiento, de la autonomía del sujeto
moral individualmente responsable y prohíja valores de igualdad humana,
libertad. dignidad y respeto.
En fin, la
subjetividad siempre se produjo desde afuera del sujeto mismo. Pero, hoy, lo
que no acepto es que la producción de subjetividad, más allá de la escuela como
aparato social del Estado en sus funciones, haya sido atrapada de un zarpazo
invisible, por la fábrica privada de producción de subjetividad y de conciencia
intencional, a través de los medios masivos y el marketing del yo. Esto me
indigna. Es un deber denunciarlo y atacarlo. Pero, insisto, en que no todo está
perdido, porque que conozco innumerables jóvenes y adultos por fuera de las
lógicas de esta fábrica tenebrosa, de manera consciente y deliberada.
FM: Lo que has dicho es lo problemático. Detrás de
los noticieros, los realities y las “noticias en desarrollo”, existe toda una
maquinaria del mercado. La construcción del sujeto está determinada por las
leyes del mercado.
FCK: Que los sujetos se transformen y formateen
históricamente según metas de valor, vaya y venga. Esto es lo normal. Pero que
a ti te impongan desde la cultura de masas y el marketing privados y con fines
utilitarios sólo para ellos, un sujeto a la manera de un modelo
intencionalmente dirigido, esto es reprochable. Absolutamente inadmisible. La
cultura popular es muy distinta de la cultura de masas. La cultura de masas que
produce y agencia la televisión privada, es ella misma una fábrica industrial
de subjetividades. Y el marketing instala ideales del yo y de éxito absolutamente
dirigidos y a su servicio. A ti y a todo el mundo te ponen a mamar de esa
cultura.
FM: Ahí es donde pienso que falta una juventud más
crítica y contestaría frente a esto. El ser humano no puede ser el idiota útil
del marketing, el fashion y el selfies.
FCK: Esa juventud crítica se hace en las universidades
y colegios con "buenos" profesores. En donde "buenos"
quiere decir críticos y analíticos.
En lo que a mí
concierne como asunto de mi responsabilidad ética, lo veo entre mis estudiantes
de administración de empresas., parecería insólito. Sin ser ellos estudiantes
de Humanidades, Arte o Literatura, reciben con inmenso entusiasmo las lecturas
de ciencias humanas que les propongo desde una perspectiva crítica. La
educación crítica y analítica es un instrumento de inmenso valor en la creación
de subjetividad conciencia. Y los estudiantes lo agradecen porque sienten que
sus vidas se transforman. Uno a veces siente que arar en el mar es inútil, pero
hay que hacerlo. No hacerlo es inmoral. No vinimos a este mundo a dejar que la
mierda nos cubra y a comer mierda felices, pensando que todo así está bien. Por
esto sigo pensando que las universidades deben convertirse, urgentemente, en
espacios de resistencia cultural. Es allí donde puede producirse otro tipo de
subjetividad, crítica, pensante y analítica.
FM: A través del marketing los medios de comunicación
impulsan las telenovelas donde se hace una apología a los capos de la mafia.
Los guionistas de esas series, que están coptados por el mercado, viven
“comiendo del muerto”. ¿Por qué en Colombia se acabaron las series adaptadas de
las grandes novelas de la literatura? Aquí hay una manipulación del sujeto que
se exporta al mundo.
FCK: Esto tiene que ver con los ratings. Es que la
televisión aquí se rige por un principio: debe ser rentable. Las series sobre
mafia, venden. Y venden muchísimo. El
país se debate entre la mediocridad y el mal gusto y la apología del sub mundo
inmoral y criminal. No me estoy refiriendo a lo popular ético y hermoso, sino
al submundo criminal e inmoral que existe incluso en el estrato seis. El
submundo del que hablo, el nuestro, está lejos de parecerse al que describió
Dostoiveski en sus novelas.
A los canales
privados ya no les interesa la literatura como arte sino como mercancía. Yo
recuerdo que hasta hace algunos años la televisión colombiana llevó a la
pantalla novelas muy buenas como: La casa
de las dos palmas de Manuel Mejía Vallejo. Después, una serie llamada Café, de muy buena factura actoral. Pero, al parecer, es mucho más rentable el
mal gusto y el mundo criminal como tema. Y el punto aquí es el negocio y la
rentabilidad. Esto lo explica todo. Además, esta lógica también se apoderó de
la literatura. Las casas editoriales prefieren por buen negocio este tipo de
temas. El marketing literario o televisivo no consiste en que los productos se
vendan. Vender productos culturales es normal y aceptable. No existe el menor
reparo en esto de vender. El marketing literario y televisivo parte de un
principio fundamental del marketing, a saber: el cliente siempre tiene la razón
y hay que ofrecerle lo que le gusta y demanda. Es decir que la oferta se pliega
por completo a la demanda. De esta manera, si el cliente desea calcetines
morados, pues hay que producirlos. Llevado este principio de tiranía del
cliente a la literatura y a la televisión, el resultado es catastrófico, pues
lo que se escribe o se muestra en la pantalla es lo que el cliente quiere que
le ofrezcan. Entonces tenemos escritores y productores de series televisivas,
arrodillados ante los bajos gustos de la clientela, dedicados a exaltar los
fondos criminales y sus lenguajes casi onomatopéyicos primarios, felices porque
se convierten en "artistas" exitosos en las ventas. Y la estética se
va al piso.
FM: Las famosas noticias en desarrollo, que pueden
durar dos y tres horas seguidas, representan la nueva tiranía de los medios
sobre el televidente.
FCK: Sí, durante veinte días vimos fútbol. Nos gusta el
fútbol, amamos el fútbol, pero las noticias del país y del mundo se acabaron en
esos veinte días. No sé si esto ocurre en Colombia nada más, donde los locutores
que más gritan y se inventan partidos que no están sucediendo en la cancha, son
los mejores y los más solicitados por la clientela.
FM: La televisión es el nuevo imperio mediático que
construye, a punta de pauta publicitaria, un sujeto dócil, pasivo y
complaciente.
FCK: Así es, mi querido Fabio. Sobre todo, ese tipo de
sujeto típico hipermoderno cuyos ideales del yo y de éxito en el mundo son
impuestos por los medios masivos en asocio con el marketing consumista. En esta
alianza hay en desarrollo una fábrica de subjetividad al servicio de evidentes
intereses privados. Una fábrica imperceptible e invisible que es nuestro deber
denunciar. Esto ha quedado planteado ya antes. Llegará el día en que el yo del
sujeto se confunda tanto con una Coca-Cola y con su cuerpo, que tendrá un mejor
sabor que la Coca-Cola. Se trata de un
chiste y de una exageración, claro; pero quiere indicar un camino de
reflexión.
Santiago de Cali,
diciembre de 2014
.
NOTA: La Entrevista puede ser reproducida y difundida libremente, toda, en parte o mediante enlace, por cualquier medio, siempre y cuando se cite la fuente: Entrevista al Maestro Fernando Cruz Kronfly . Por Fabio Martínez. Publicada en NTC …, Santiago de Cali, Colombia, enero 3 de 2015. http://ntc-documentos.blogspot.com.es/2015_01_03_archive.html
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SEGUIMIENTOS A Enero 21, 2014
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NOTA: La Entrevista puede ser reproducida y difundida libremente, toda, en parte o mediante enlace, por cualquier medio, siempre y cuando se cite la fuente: Entrevista al Maestro Fernando Cruz Kronfly . Por Fabio Martínez. Publicada en NTC …, Santiago de Cali, Colombia, enero 3 de 2015. http://ntc-documentos.blogspot.com.es/2015_01_03_archive.html
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Colombia. Luis Parra , albatrosgrupoliterario@gmail.com
NTC ... EDICIÓN DIGITAL VIRTUAL
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NTC ... agradece el trabajo, la colaboración y difusión de ALBATROS
-------NTC ... ENLACES:
Fabio Martínez y Fernando Cruz Kronfly.
Buga,14 de mayo, 2011. Fotografías: MIC de NTC …
.
Harold Alvarado Tenorio, Darío Henao, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Edgard Collazos, Fabio Martínez y Fernando Cruz Kronfly
Buga,14 de mayo, 2011. Fotografías: MIC de NTC …
Buga,14 de mayo, 2011. Fotografías: MIC de NTC …
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Fabio Martínez, José Zuleta Ortiz, Juliana Garcés S., Adolfo Vera Delgado, Fernando Cruz Kronfly y Darío Henao
Lanzamiento de la novela "Destierro", Cali, junio 1, 2012. Fotografías: MIC de NTC …
21 de diciembre de 2013
Cartones de Garzón. EL ESPECTADOR. 3 ENE 2015 - 6:57
PM
http://www.elespectador.com/opinion/caricaturista/garzon/cartones-de-garzon-imagen-536093
http://www.elespectador.com/opinion/caricaturista/garzon/cartones-de-garzon-imagen-536093
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Rechazó la Legión de Honor
Thomas Piketty 'superstar'. ¿El nuevo Marx?
La decisión del economista
francés lo confirma como un rebelde cuyas ideas podrán inspirar las políticas
macroeconómicas del futuro, o al menos las revoluciones en su contra.
Por: Ricardo Abdahllah, París
EL ESPECTADOR, 3 ENE 2015
Con agradecimientos para el entrevistador y para el entrevistado,
en su 2a. etapa, provisional, publican y difunden
NTC … Nos Topamos Con …
http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia.