sábado, 25 de octubre de 2014

Querella. María Luisa Piraquive (Querellante) JUAN JOSÉ SAAVEDRA VELASCO (Querellado). Alegatos por Armando Barona Mesa

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En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden, 
con el aporte y autorización del autor, que agradecemos, 
NTC … Nos Topamos Con 


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Señora doctora
GISELLE CARMONA
Fiscal 254 Local
Bogotá D. C.



                  Referencia: Proceso radicación 110016000049201408456
                                  Querellante María Luisa Piraquive
                                            Querellado doctor JUAN JOSÉ SAAVEDRA VELASCO
                                   Presunta injuria, calumnia y acoso.

         Distinguida señora Fiscal:

         Soy apoderado del señor doctor JUAN JOSÉ SAAVEDRA VELASCO, distinguido abogado de profesión, escritor y periodista del diario El País de Cali, en el que tiene una columna desde hace muchos años caracterizada por el humor alrededor de las cosas que diariamente ocurren en Colombia. Es crítico a la manera que lo fue Klim (Lucas Caballero Calderón), Alfonso Castillo Gómez y su columna Coctelera, La Luciérnaga de Caracol, el malogrado por su oficio Jaime Garzón y otros más que fueron pasando por el río de la vida. Hoy existe uno llamado Daniel Samper Ospina, cáustico en su formulación crítica y esbozado en el humor, que le sirve a estos menesteres mejor que el insulto.

         El doctor Saavedra Velasco pertenece a esa estirpe: la crítica se suaviza con el humor, pero no para parecer lenitivo, sino para resaltar más lo que se quiere y debe criticarse por un periodista honrado que trata de mejorar el mundo, desenmascarando a los impostores que pululan, a los vividores que engañan y a los corruptos que tienen su imperio y lo defienden con poderosos medios mecánicos. Esa es una noble moral autoimpuesta por una persona como el doctor Saavedra, que es no solo respetable sino encomiable.

         I   GENERALIDADES NECESARIAS DE CONOCERSE EN EL ÁMBITO HISTÓRICO DE LOS DELITOS DENUNCIADOS

         1. El doctor Saavedra Velasco ha sido denunciado penalmente por los presuntos delitos de injuria, calumnia y acoso, por una señora llamada María Luisa Piraquive, directora, maestra o pastora de una iglesia que surgió de la palabra y, ni modo de negarlo, de la habilidad para producir dinero, tomando como instrumento la fe de unas personas propincuas a entregarlo sobre la base de unos beneficios celestiales que bien se saben ofrecer.

         2. Veamos en primer lugar quien es esta señora que en este proceso posa de víctima. Para averiguarlo se puede pasar una revisión de todos los medios de comunicación que la han entrevistado. Me parece que en la revista Bocas leí que ella se ufanaba de haber tenido diálogos constantes con el Espíritu Santo. En uno de ellos, si mi memoria no falla, Éste le dijo que como ella era tan buena, había decidido hacerla rica. Y eso va en serio. No es humor ni chiste, aunque lo parezca.

         En la revista Semana ( 1 ) yo leí:

         3. "Piraquive: "El diablo me tiene miedo."


       
"La verdadera historia de María Luisa Piraquive, cabeza de la iglesia del Mira, va mucho más allá de la polémica de la semana pasada. 
     

 Piraquive: "El diablo me tiene miedo"


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                      "Cuando María Luisa Piraquive tenía siete años tuvo un sueño muy peculiar. “Soñé que era el fin del mundo y que el señor Jesucristo estaba apartando las almas para el Cielo y para el Infierno. Veía dos montones de cuerpos de personas muertas y yo estaba al lado de él observando. De repente se dirigió a mí y me dijo: ‘Ayúdame a escoger las almas para el reino’”.

         "Cierto o falso, la propia María Luisa incluyó  ese relato en su autobiografía y es uno de los detalles con que quiere demostrar a su feligresía que ella es la elegida de Dios para representarlo en la Tierra. El libro circula entre los devotos de la iglesia que ella lidera, que tiene un nombre difícil de recordar (iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional) y es conocida como la iglesia del Mira (el movimiento que se convirtió en una sorpresa de la política colombiana en la última
década).

         "
Pero lo del sueño no es una simple delegación de funciones. Va más allá. “Nosotros somos un imperio y tenemos una reina”, explicaba Iván Darío Moreno Piraquive, uno de los hijos de María Luisa, en una charla con pastores de Florida, Estados Unidos. “¿Qué pasa si el rey está demente? No importa… es el rey”, decía, hablando en inglés con acento marcado. “No importa si mata, no importa si es adúltero… él es el rey. ¡Dios respalda las decisiones de la reina!”, decía a los pastores de las 19 iglesias de ese estado. Y concluía con cierto desdén: “Al que no le guste, no tiene que estar aquí”. 

         "Para algunos puede parecer un chiste. Pero deja de serlo si se tiene en cuenta que esta mujer ha construido una suerte de imperio en la Tierra. Cuando la iglesia del Mira nació, en 1972, la pobreza era proverbial. En ese entonces ella sobrevivía en un barrio popular en la zona de las Ferias, en Engativá, haciendo bordados, y con su esposo, Luis Eduardo Moreno, que a sus 38 años no había podido sentar cabeza.

         "Hoy, 40 años después, la iglesia es toda una ‘empresa de Dios’ –como María Luisa la llama– con 850 sedes en 45 países. De ella surgió el Mira (Movimiento Independiente de Renovación Absoluta) que es hoy la octava fuerza política del país con tres senadores, una representante a la Cámara, un gobernador, siete diputados, 22 concejales y más de 300 ediles. Y tienen una fortuna, producto del pago de diezmos y ofrendas, difícil de calcular, entre otras cosas, porque las iglesias no declaran renta en Colombia.

         "Desde luego que esa historia, abreviada por cierto, es no solo un desafío a la inteligencia media de este país, sino una agresiva burla y demostración del uso fraudulento de la ingenuidad humana para sacar beneficios. Dios la pone nada menos que a ser su socio en la escogencia de las almas que van al cielo y las que se condenan irredimiblemente. Vaya un engaño público abusivo del que ha derivado un provecho contante y sonante como ella con orgullo lo refiere, hablando del próspero negocio o empresa de Dios".

         4. El doctor Juan José Saavedra se atrevió a hacer un comentario en su columna Abracadabra, palabra cabalística que compagina las artes reales con las mágicas, como las de la señora Piraquive. Solo que el doctor Saavedra no ha obtenido ningún beneficio personal. En ese escrito suyo, refiriéndose a las noticias serias y confirmadas que ha presentado al examen de sus contemporáneos la señora María Luisa Piraquive, directora, maestra o pastora de una iglesia que surgió de la palabra y, ni modo de negarlo, de la habilidad para producir dinero con base en la fe de unas personas propincuas a entregarlo sobre la base de unos beneficios celestiales que bien se saben ofrecer. Escribe el doctor Saavedra ( 1 ):

         “Los pastores viven de la `lana´ de sus ovejas. ¡Aleluya!”.
***
         Si no fuera por los animales del rebaño, ¿cómo harían estos abnegados apóstoles para subsistir?
***
         Es tan grande su vocación de servicio que no sólo ejercen su ministerio en las iglesias sino también en actividades tan desinteresadas como la política.
***
         Porque las cabras, los cabros y los cabrones votan por los candidatos que sus oráculos les indican.
***
         Y los sacrificados representantes del Mira no van al Congreso a devengar sino a sacrificarse por el bienestar de la grey.
***
         La verdadera discapacitada es la im-pastora María Luisa Piraquive”.


         II  ALCANCES DE ESTE ESCRITO

         5. Las palabras del breve texto del doctor Saavedra, como se ve, son realmente suaves y para nada desdicen de lo ya contado por la señora querellante, a la que en realidad poco menciona. En su única mención la llama "im-pastora", como quien dice, según el prefijo im, que es privativo, que ha dejado de ser pastora. Y en su interrogatorio de acusado explica por qué ha dejado de ser pastora, y aun mejor, porque es una impostora.

         Sus palabras son ciertas y, por lo tanto, no chocan con la verdad y, desde luego, no pueden ser calumniosas, según toda la doctrina acumulada en relación con los injustos de calumnia e injuria y el texto mismo de la norma consagrada en el Artículo 221 de la Ley 599 de 2000.

         ¿Pero si no son calumniosas, serán acaso injuriantes, a tenor de lo dispuesto por el Artículo 220 ibidem?

         Bueno, comencemos por ver qué es injurioso a la luz del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Dice "Injuria (del latín injuria) agravio, ultraje de obra o de palabra / 2. Hecho o dicho contra razón y justicia./ 3. Daño o incomodidad que causa una cosa."

         Es preciso observar, en materia de derecho, que la inflexión que se requiere para la existencia de un dolo singular para que se presente este tipo penal estriba en que la afirmación que motiva la querella debe ser un "hecho o dicho contra razón y justicia". Eso tampoco es o constituye el escrito de mi representado, porque en la palabra im-pastora ni se atropella la razón y menos la injusticia. Solo se la califica acorde con sus hechos. En sus palabras no hay algo contra la razón, que repugne al pensamiento humano, y menos contra la justicia.

         6. Mas se diría, al contrario y en relación con el escrito de Semana, que es la señora Piraquive la que hace de su libro autobiográfico un instrumento de sagacidad imaginativa y se presenta como socia del Altísimo, partiendo de la base de que la sociedad está integrada por mentecatos. Sus afirmaciones repugnan no solo a la inteligencia, sino a la razón y la justicia.

         Ah, porque so pretexto de la religión y a base de su astucia y habilidad, hace creer al incauto en todos sus infundios, el primero de los cuales es que Dios  -en el que la gran mayoría de los colombianos cree-  es su aliado y socio. 

         7. El Código Penal anterior en el Artículo 313 traía el mismo tipo penal que hoy reproduce el Art. 220 de la Ley 599 de 2000 en el delito de injuria. Y para entonces el eminente profesor Luis Carlos Pérez en su obra Derecho Penal , T. 5, Edit. Temis Bogotá, página 124, escribe sobre el tema:

         "2374. APRECIACIÓN DEL ÁNIMO DE INJURIAR.- El ánimo de injuriar se aprecia de acuerdo con el sentido más natural en que deben tomarse las palabras, según el lugar donde se pronuncian o se hacen las imputaciones, la extracción  social del agente, su grado de cultura, la posición del imputado, la  de  sector a que pertenece, así como las condiciones ordinarias de vida.

         "Es menester, además, tomar las imputaciones con el sentido que les dé una inteligencia sencilla. Ciertas expresiones tienen alcance fuerte y directo de una ciudad, siendo indiferente en otras. Todo depende de los usos, las costumbres y del desenvolvimiento cultural del grupo . Si un intelectual, verbigracia, pretende haber sido atacado en su honor  con una expresión técnica, esto es, con un vocablo ininteligible para mentes comunes, está obligado a demostrar cómo y por qué sintió el efecto. CARRARA planteó la cuestión de este modo.

         "O las palabras son equivocas, y se prestan a veces al sentido no injurioso, y entonces se debe suministrar prueba rigurosa del ánimo injurioso por parte de la acusación, bastándole  al imputado aducir que empleó las palabras en su buen sentido, hasta tanto no sea desmentido . O bien las palabras tienen un sentido absolutamente injurioso por sí mismas o por el común usus loquendi, y entonces incumbe a la defensa excluir, por circunstancias especiales,  el animus injuriandi. Y cuando tal cosa se haga, aunque sea por medio de conjeturas valiosas, el juez puede absolver, a pesar de la naturaleza injuriosa de las palabras, si considera que falta el ánimo de injuriar. Sería un error gravísimo afirmar que la índole injuriosa de las palabras impide siempre aducir la falta del ánimo culpable."

         7. Digamos entonces, con sentido común, que la palabra compuesta im-pastora, por sí misma no es ofensiva o injuriosa. Ella contiene una opinión que el doctor Saavedra explica suficientemente en su diligencia de interrogatorio. Y tampoco lo dice con animus injuriandi sino como una conclusión juiciosa de lo que cuenta la misma señora Piraquive, acerca de su desprecio por los seres limitados o discapacitados, que según ella proclama, no pueden ser admitidos a la predicación en el nombre de Jesucristo, que los amaba por igual, no obstante su defecto físico. Eso, ciertamente, es aberrante.

         8.  La señora Fiscal debe de tener en cuenta estos elementos de pensamiento para abstenerse de producir imputación, como es de justicia y derecho. Porque además, hay una consideración adicional, que es la más importante:

         El ejercicio del periodismo, amparado en lo que dispone el Artículo 20 Superior, es un derecho fundamental que supone, en aras al bien común, el ejercicio de la crítica de lo que no anda bien o camina mal en la vida social. Esa es una función social que hoy nadie discute, y que hace parte de la esencia misma de la democracia.

         De manera que la ostentosidad de la señora Piraquive, sus riquezas inmensas ofensivas y desbordantes de la doctrina basada en la humildad de aquel Hijo del Carpintero que vivió hace más de dos mil años, merecen el reproche y la crítica, sobre todo la de un periodista honrado. Se dijo que la razón las rechaza, sobre todo por la forma en la que se refiere  a sus negocios celestiales aquella señora, que nada tiene ni de virtud ni de humildad.
        
         Es decir, que la opinión más o menos generalizada que ha logrado esta dama despertar en su contra no es ni gratuita ni mezquina, ni envidiosa de su fortuna. No. Ella se ha convertido en un personaje público que unge y maneja senadores y representantes a la Cámara, igual que diputados y concejales. Y además ha logrado una feligresía engañada con la verbalización de sus inauditas vivencias. Por lo tanto está obligada a aceptar el examen público y  la crítica, como ocurre con todas las figuras públicas.
           
         Por esas razones poderosas e indiscutibles, ruego una vez más a la distinguida señora Fiscal, que se abstenga de pronunciar la imputación de unos cargos que no han existido y de por terminado este asunto.

         De la señora Fiscal, con mi respetuoso acatamiento,


        
         ARMANDO BARONA MESA

           T. P. 2.790  C. S. de la J.
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 Querellante. Querellado. Apoderado. 

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