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Domingo, 17 de mayo de 2015
Para Óscar Collazos ...
8 de febrero de 2015
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Oscar Collazos en Cali
Fundación Medecina y Humanismo. Director Adolfo Vera Delgado.
Cali, Febrero 25, 2012, 11:00 AM a 8:30 PM.
Fotografías: MIC de NTC …
28 de enero de 2015
La literatura, la felicidad, el dolor y la enfermedad según Óscar Collazos. Por: MARÍA PAULINA ORTIZ . EL TIEMPO, Enero 27 y 28, 2015.
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OSCAR COLLAZOS,
EL HOMBRE QUE VINO DEL MAR
ARMANDO BARONA MESA
Cali, Febrero 7, 2015, 10:54
Hace ya muchos años, más de cuarenta pienso, yo tenía mi oficina de joven abogado en el edificio donde hoy funciona la Dian, en la calle 11 entre 3ª y 4ª en todo el centro de Cali. Por esa calle pasaban todos los personajes de la ciudad a los que fui conociendo, y de muchos de los cuales me hice amigo. De Jotamario el nadaísta de cabellos largos, Elmo Valencia, El Monje Loco de sueños y ocurrencias nefelibatas, un poeta maldito, nadaísta también pero con versos sentidos, parnasianos, que era Alberto Rodríguez, suicidado en primavera, Caravana, un negro alto, de impecable vestido, el alcalde de entonces, Héctor Villegas, el Negro Vinasco su secretario de Educación, el poeta Marco Fidel Chavez que estaba en su furor creativo y trabajaba en la Personería; y pasaba también un muchacho medio moreno, delgado él, con unos libros en las manos, que caminaba con paso sutil, un poco rítmico pero tímido y no se entretenía en los accidentes arcifinios del camino. Iba hacia el café de los Turcos, epicentro entonces de los retoños literarios de los años setenta.
Supe que ese era Oscar Collazos, un estudiante que jamás dejó de serlo, que venía del Pacífico y se había encontrado con una ciudad cosmopolita, aunque pequeña y recluida en sus mismos cuentos e historias parroquiales.
No duró mucho. Un día levantó el vuelo a Bogotá; y cuando dejamos de saber de él, otro día nos sorprendió porque se había ido a esa Habana revolucionaria de Fidel, ídolo de todos los jóvenes. Luego partió a París y a España; y allí estaba instalado el medio moreno del Pacífico como una joven figura de la literatura, tastasiándose con los grandes. Fue profesor -y algo más- de una premio Nobel, hermosa mujer de Viena, entró en una polémica erudita con el mejor escritor latino de entonces, Julio Cortázar, y la mayoría sostiene –tal vez Cortázar también lo hizo- que fue el triunfador.
Ah, ese hombre que caminaba con ritmo con su figura delgada, había llegado lejos; y yo, me había hecho su amigo, como lo fui de Caravana, de los nadaístas, del alcalde y el Negro Vinasco de furtivo y ácido humor, caminando por la calle.
Volvió un día con amplio reconocimiento público, entró a escribir en El Tiempo, y sus ojos, que reclamaban el mar, se fueron con él hacia Cartagena, la ciudad del eterno regreso, porque es una urbe del pasado con sus pasos en el presente caminando hacia el porvenir que es al mismo tiempo el pretérito.
Nos vimos con alguna frecuencia en la tertulia del médico Adolfo Vera *, nuestro amigo común, y allí devoramos algunos recuerdos, transitamos el vino del ayer y hallamos en Oscar a ese hombre que cada uno de nosotros hubiera querido ser. La última vez ocurrió hace un año. A su lado estaba una diosa femenina, hermosa y llena de sabiduría, como Atenea y Afrodita juntas, Jimena Rojas. Era su esposa; y él, santificado en el regreso, sentía vibrar la poesía a su lado y alcanzaba las notas más altas de su deseo vital y pasional. Lo envidiamos otra vez con la amistad buena.
Empero, como si fuera un tango de Gardel, la enfermedad agazapada lo esperaba, en la mejor edad intelectual, para clavarle con saña su puñalada. Oscar ha venido padeciendo desde hace menos de un año un cuadro clínico de una rara entidad conocida como ELA, esclerosis lateral amiotrófica, que es la misma que ha padecido durante más de treinta años un genio de la humanidad, Stephen Hawking. Todo lo físico se va perdiendo, manos el talento –menos mal- que ha llevado a éste a ser solamente el cerebro más pensante de la humanidad.
Estuve en diciembre en Cartagena y visité a Oscar. Camina, habla con dificultad, escribe y piensa con la misma soltura de su estilo fresco, descarnado, directo y erudito. El gran escritor está intacto, escribiendo frente a una ventana de un piso quince, con vista al mar interior, a la Popa, al castillo de San Felipe, en el Cabrero, a diagonal de la casa de Núñez. Fuera de Ruby mi mujer, nos acompañaba por supuesto Jimena, la mujer que hoy por hoy más admiro en Colombia, por todas las bondades, por su amor a Oscar que no demuestra con palabras sino con los hechos naturales y mágicos de su ternura, y una vecina nieta del doctor Carlos Arango Vélez, de recorrido amplio por la vida, abierta como la rosa de los vientos. Tomamos vodka y Oscar unas copitas de vino blanco. Y fue una velada encantadora mientras caía la noche sobre el mar sediento como nosotros.
Cuando supe que Oscar había perdido quince kilos de masa muscular, viéndolo caminar en la habitación no pude menos que, evocando aquellos tiempos evanescentes, decirle: Oscar volviste a tener la figura con que te conocí, con el paso ligero y algo rítmico y la cabeza ligeramente inclinada contra el viento.
* http://ntc-eventos.blogspot.com/2012_02_26_archive.html
-* http://ntc-eventos.blogspot.com/2012_02_26_archive.html
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Para: ÓSCAR COLLAZOS
Para: ÓSCAR COLLAZOS
De:
Fernando Cruz Kronfly
Fecha: 7 de febrero de 2015, 16:24
Asunto: Todos
los abrazos desde Vientoazul
Hermano querido.
No sé qué decirte.
No encuentro.
Me he enterado de tu situación.
He permanecido varios días callado, pensando.
Hemos sido una generación.
Me he venido para Vientoazul.
Lo único que se me ocurre es abrazarte.
Invitarte a un Old Parr.
Cuatro o cinco podrían ser, no es demasiado.
Acá no hay mar, debés saberlo.
Hay niebla en cambio
Niebla que permanece largo rato sobre los montes mientras
amanece.
Yo veo esa niebla tan quieta que no sé qué decir.
Hay perros que ladran a las sombras que pasan.
Hay hierba también.
Ésa que hizo escribir
a Whitman aquello tan hermoso que nos dejó.
Hay por acá veranos que mojan las espaldas.
Y por la carretera veo pasar ojos de muchachas que cargan
rencor.
El doctor Llinás envejecerá.
Habrá un día en que ya no estará.
Yo, pronto me iré.
No sé cuándo, pero así habrá de ser.
Mientras esto ocurre suelo cantar y bailar.
Tal vez bobos nunca seremos.
Y debemos amar.
El país que vos y yo pensamos que nos iba a necesitar se
volvió mierda, hermano querido.
Lo veo por todas partes mientras revolotean en el aire
enrarecido las palomas de la paz.
No creo en esto tan inocente porque me gusta la antropología
y el psicoanálisis.
De cuando en cuando la historia.
Sobre todo la historia de la fotografía en Colombia.
Ojalá esas palomas logren sobrevivir a los perdigones que
les vienen de todas partes.
No creo que sobrevivan.
La violencia colombiana es mutante.
Tiene un ADN coqueto.
Vos y yo creímos un día en las utopías. Con seguridad, yo
menos que vos.
Y no fueron necesarias más de cuatro décadas incompletas
para que todo aquello se fuera por el barranco abajo.
Ahora, no nos queda sino el pucho de vida que resta.
Aferrados vos y yo a una escritura diaria que nos redime.
Cierto día, en Los Turcos, un amigo común me dijo en broma
que lo envidiara,
porque él tenía cinco años menos que yo.
Y yo le dije:
Güevón, entonces cuando yo tenga 105 años, vos vas a tener
100.
Y los dos estaremos recluídos en el mismo ancianato.
Y, asunto resuelto..
Y así es, y así es.
A bailar entonces, hermano querido.
A cantar, como en los tiempos de Manuel Mejía, Fernando
González, Darío Ruíz y R.H Monero-Durán ...
Y los Peláez y Juan Manuel Arango, Germán Espinosa
y el Loco Bejarano y tantos que resisten o ya se fueron.
Y los Peláez y Juan Manuel Arango, Germán Espinosa
y el Loco Bejarano y tantos que resisten o ya se fueron.
A bailar, querer y cantar.
Amar, amar y amar.
Sin tregua, desesperadamente.
Tenés el mar infinito por delante. Yo tengo para mí las
nieblas pardas.
La vida es para gastarla, no te preocupés.
De eso, vos sos el que más sabe en este mundo.
Sos el campeón.
A "restiarse", hermano.
Recuerdo los lindos días de París, en compañía de los
compadres.
En fin, tanto falta.
A "restiarse", que no falte el vino ni el Old
Parr.
Esto es exactamente lo que yo haría.
Está en tus manos.
Te mando desde Vientoazul todos los abrazos.
Y no lo olvidés:
amar, amar, amar
desesperadamente.
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Textos y temas relacionados:
Compila NTC ...
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Desdichado como el hombre de incontables y borrosos amores es aquel que nunca tuvo un amigo. O el que los perdió después de tenerlos. El primer hombre cayó a causa de que, en vez de hacerle un amigo, el buen Dios lo proveyó de una amante.
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Compila NTC ...
Al Dr. Rodolfo Llinás
Por Óscar
Collazos
Esta
reseña no tiene otro propósito que el de conocer su opinión sobre la enfermedad
de la ELA. Miles de colombianos le vamos a agradecer sus respuestas.
El
Tiempo, 4 de febrero de 2015, 6:56 p.m.
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/al-dr-rodolfo-llinas/15198065....
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La respuesta de Rodolfo Llinás a Óscar
Collazos sobre su enfermedad
El
columnista reveló en EL TIEMPO que padecía de esclerosis lateral amiotrófica
(ELA).
Por: Redacción EL TIEMPO 5:38 p.m. | 6 de febrero
de 2015
http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/respuesta-de-rodolfo-llinas-al-escritor-scar-collazos-sobre-su-enfermedad-esclerosis-lateral-amiotrofica/15208690.
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Siento no poder responderle a Óscar
Collazos con exactitud: Científico Rodolfo Llinás. RCN RADIO
http://www.rcnradio.com/noticias/siento-no-poder-responderle-oscar-collazos-con-exactitud-cientifico-rodolfo-llinas-190948
http://www.rcnradio.com/noticias/siento-no-poder-responderle-oscar-collazos-con-exactitud-cientifico-rodolfo-llinas-190948
AUDIOS
Neurólogo
explica en qué consiste la enfermedad que aqueja al escritor Óscar Collazos.
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* La ciudad de los amigos
A Óscar Collazos
Por Jotamario Arbeláez.
EL PAÍS, Cali, Marzo 17, 2015 http://www.elpais.com.co/ elpais/opinion/columna/ jotamario-arbelaez/ciudad- amigos
He sido de malas para escribir acerca del amor, porque siento al amor más lejano de la literatura que la amistad. Esta mención de amor se refiere al que se da de besitos por todas partes, o dicho en buen romance al levante, a la seducción de los casanovas, que vino a convertirse en una de las acepciones del amor, la peor, según mi criterio, porque el amor sin fisuras es la amistad. Esa sí que es una pareja de sinónimos bien casada y bien avenida.
Desdichado como el hombre de incontables y borrosos amores es aquel que nunca tuvo un amigo. O el que los perdió después de tenerlos. El primer hombre cayó a causa de que, en vez de hacerle un amigo, el buen Dios lo proveyó de una amante.
La amistad conserva a los muertos con vida, saca vino del agua, le da ojos al que está ciego, impide que a las prostitutas les tiren piedras. Gracias a la amistad se conserva la esperanza de que no se acabe la especie, el vecino duerme tranquilo, se hace más vivible la tierra, cobra fuerza la carcajada.
La fidelidad del amigo impide que caigas, por encerado que esté el mundo por donde andes. He conocido personas que nunca dan una limosna pero que darían la vida por un amigo. Amigos que se han ofrecido a cambio del amigo que está plagiado. Amigos poniendo el pecho para librarte de cualquier asechanza. Un amigo es un seguro contra la desaparición prematura. Tu chaleco a prueba de balas. La tranca fuerte de tu puerta.
En pocos lugares como en Colombia es tan cálida y tan firme la mano de la amistad. Por lo general duran más las amistades que los amores. No se queman tan fácil en la flama de la ardentía. La amistad es una hermandad que cala hasta el hueso. La familia por el lado del alma.
Los amigos que desde mis primeros poemas me dio este suelo son amigos que viven todo el tiempo en el portarretratos de mi máquina de escribir. De cada uno de ellos está hecho el museo de esta existencia preciosamente precaria. Vivir en otra parte del mundo perdiendo su presencia vivificante sería abandonar lo mejor que a la vida pude arrancarle. Uno es nadie sin los amigos. Todos los amigos son uno. Dime quiénes andan contigo y te diré cómo son.
Hay los amigos de la infancia, los amigos del alma, los íntimos amigos y los amigos casuales, los amigos de adolescencia, los compañeros de trabajo que se vuelven amigos, los amigotes, los amigos comunes, los amigos por conveniencia, los amigos pa’ lo que sea, los amigos de lo ajeno que terminan con tus libros y con tus novias. Mantengo tantos amigos como amadas que me dejaron y nunca me he quejado de los unos ni de las otras. Una mujer que tuve me abandonó por un amigo y cuando se les acabó el amor regresó el amigo.
Si me salvara en un naufragio con un amor y un amigo y la balsa solo resistiera con dos, en vez de tirar a cara y sello con cuál me iba o a cuál tiraba, decidiría que siguieran ellos dos mientras yo continuaba a nado ahuyentando los tiburones. Para eso soy nadaísta. Uno podría llegar a tener un millón de amigos pero con una sola amiga basta y zozobra. Ser hombre de pocos amigos puede significar precaverse de la promiscuidad amistosa, pero ser hombre de pocos amores puede inferir cierta debilidad en la puja.
Cuando uno pierde un amor pierde la mitad de su vida y la mitad de sus bienes, mientras que cuando pierde un amigo pierde solamente el amigo, quien también pierde. Según el diccionario, una cosa son los amantes y otra cosa son los amigos, pero se ha vuelto un eufemismo referirse al o a la amante como mi amigo (a).
Encontré esta hojita de hierba dentro de la pradera de Whitman: “Soñé en un sueño. Vi una ciudad invulnerable a los ataques de todo el resto del mundo. Soñé que era la nueva ciudad de los amigos”. Esa inmensa ciudad invencible ha de ser Colombia, dándole campo a la amistad.
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** HOY, jueves, 19 de Marzo, 2015, Bogotá, 7:00 PM en adelante
--- Un Óscar para Collazos. Se le han otorgado doctorados Honoris Causa, premios de periodismo Simón Bolívar, recibió relevantes reconocimientos, aplausos, pero nunca un ÓSCAR ¡Ya era hora! La cofradía de sus amigos le concederemos un ÓSCAR PARA COLLAZOS. Nos juntaremos para celebrar su amistad con música, baile, copas, poesía, textos y con-textos. Lugar: Casa de Citas, Cra. 3 No. 12 B- 35, La Candelaria. Entrada libre. Detalles: http://www. casadecitas.co/calendario/265- un-%C3%B3scar-para-collazos- 19-de-marzo.html // NTC ... ENLACES: "Un Adolfo para Óscar": https://youtu.be/ QbzVon10lVc (Febrero 25, 2012,Tertulia Médica)
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Sobre la amistad
Óscar Collazos
Jotamario Arbeláez -mi amigo desde hace 50 años- quiso decir que, aunque parezca utópico, nos queda la amistad para ir convirtiendo este país en una geografía vivible.
EL TIEMPO .com, 7:40 p.m. | 18 de marzo de 2015. Impreso, 19 de Marzo. http://www.eltiempo.com/ opinion/columnistas/sobre-la- amistad/15423136
El poeta Jotamario Arbeláez acaba de publicar en El País de Cali * uno de los más bellos textos que yo haya leído sobre esa afortunada desviación del amor llamada amistad: ‘La ciudad de los amigos’ *. He leído el escrito fingiendo no ser su amigo. De esa forma me obligaba a buscarlo y decirle que a alguien que escribe así sobre la amistad hay que tenerlo de amigo.
Una de las cosas más gratificantes que uno encuentra a cierta altura de su vida es el hecho comprobado de no tener enemigos, que si creyó haberlos tenido no fue más que un malentendido. Una de nuestras grandes frustraciones debería ser, en cambio, no habernos podido reconciliar con los amigos que, por una suma de malentendidos, superables si se excluía la vanidad, parecían enemigos. Un enemigo es a veces el viejo amigo a quien no se tuvo la delicadeza de decirle ‘me equivoqué, lo siento’.
Las guerras son espantosamente, horriblemente inútiles, no solo porque las partes pretendan destruirse hasta la humillación, sino porque, infligida la derrota, no queda cabida para la amistad, sino para el resentimiento y la venganza.
“La amistad conserva los muertos con vida, saca vino del agua, le da ojos al que está ciego, impide que a las prostitutas les tiren piedras”, escribe Jota. “Gracias a la amistad se conserva la esperanza de que no se acabe la especie, el vecino duerme tranquilo, se hace más vivible la tierra, cobra fuerza la carcajada”.
Las amistades, como los amores, se cultivan, se riegan y se abonan. En la adolescencia de mi generación, casi todos los que leíamos libros nos conmovimos con las historias de Herman Hesse: Demián, El lobo estepario, etc. La amistad tocaba los límites de la ambigüedad. Y esa era la inquietante belleza platónica de esos textos. Tal vez por eso no es aconsejable volverlos a leer: conmueven una sola vez.
La menos amistosa de las actividades humanas es la política. Está hecha de pragmatismo y resultados, se vuelve más eficaz en la medida en que renuncia a principios morales como el respeto y la lealtad. La política y el deseo de acumular fortuna transgreden más fácilmente las normas de la amistad. En la política y en los negocios se pierden los mejores amigos.
Jotamario –que es un poeta juguetón y gocetas– es capaz de ser optimista y decir que “en pocos lugares como en Colombia es tan cálida y tan firme la mano de la amistad”. Si es así, se me ocurre pensar que los colombianos somos lo que dice Jota por una especie de mecanismo defensivo: desde que somos un país, no hemos dejado de matarnos.
Muchos aceptarán conmigo que somos un país de desconcertantes extremos: la ferocidad que nos separa está en el polo opuesto de la sensiblería que a veces nos une. Vamos de 'La copa rota' a 'La cuchilla', de las Hermanitas Calle. Pero si la ferocidad es el trabalenguas de quienes por odiarse buscan destruirse, la sensiblería, que no hace daño a nadie, sería mil veces preferible: es la más sencilla y desvergonzada expresión de la amistad, preferible al par de piedras inamistosas de los resentidos.
Entre líneas, sin atreverse a decirlo, Jotamario Arbeláez –mi amigo desde hace 50 años– quiso decir que, aunque parezca utópico, nos queda la amistad para ir convirtiendo este país en una geografía vivible. Fue el gran sueño de Walt Whitman, el juglar de la fraternidad en la poesía moderna. No es que vayamos a volvernos amigos de todo el mundo. Lo aconsejable sería vacunarse contra la peste rabiosa de una guerra que ha vuelto enemigos a quienes podrían tolerarse y tratar de vivir relativamente juntos. Juntos, respetándose. No estaría mal hablar también del efecto civilizador de la amistad.
Addenda: a mis amigos de Casa de Citas, gracias. Y ¡salud! **
Las guerras son espantosamente, horriblemente inútiles, no solo porque las partes pretendan destruirse hasta la humillación, sino porque, infligida la derrota, no queda cabida para la amistad, sino para el resentimiento y la venganza.
“La amistad conserva los muertos con vida, saca vino del agua, le da ojos al que está ciego, impide que a las prostitutas les tiren piedras”, escribe Jota. “Gracias a la amistad se conserva la esperanza de que no se acabe la especie, el vecino duerme tranquilo, se hace más vivible la tierra, cobra fuerza la carcajada”.
Las amistades, como los amores, se cultivan, se riegan y se abonan. En la adolescencia de mi generación, casi todos los que leíamos libros nos conmovimos con las historias de Herman Hesse: Demián, El lobo estepario, etc. La amistad tocaba los límites de la ambigüedad. Y esa era la inquietante belleza platónica de esos textos. Tal vez por eso no es aconsejable volverlos a leer: conmueven una sola vez.
La menos amistosa de las actividades humanas es la política. Está hecha de pragmatismo y resultados, se vuelve más eficaz en la medida en que renuncia a principios morales como el respeto y la lealtad. La política y el deseo de acumular fortuna transgreden más fácilmente las normas de la amistad. En la política y en los negocios se pierden los mejores amigos.
Jotamario –que es un poeta juguetón y gocetas– es capaz de ser optimista y decir que “en pocos lugares como en Colombia es tan cálida y tan firme la mano de la amistad”. Si es así, se me ocurre pensar que los colombianos somos lo que dice Jota por una especie de mecanismo defensivo: desde que somos un país, no hemos dejado de matarnos.
Muchos aceptarán conmigo que somos un país de desconcertantes extremos: la ferocidad que nos separa está en el polo opuesto de la sensiblería que a veces nos une. Vamos de 'La copa rota' a 'La cuchilla', de las Hermanitas Calle. Pero si la ferocidad es el trabalenguas de quienes por odiarse buscan destruirse, la sensiblería, que no hace daño a nadie, sería mil veces preferible: es la más sencilla y desvergonzada expresión de la amistad, preferible al par de piedras inamistosas de los resentidos.
Entre líneas, sin atreverse a decirlo, Jotamario Arbeláez –mi amigo desde hace 50 años– quiso decir que, aunque parezca utópico, nos queda la amistad para ir convirtiendo este país en una geografía vivible. Fue el gran sueño de Walt Whitman, el juglar de la fraternidad en la poesía moderna. No es que vayamos a volvernos amigos de todo el mundo. Lo aconsejable sería vacunarse contra la peste rabiosa de una guerra que ha vuelto enemigos a quienes podrían tolerarse y tratar de vivir relativamente juntos. Juntos, respetándose. No estaría mal hablar también del efecto civilizador de la amistad.
Addenda: a mis amigos de Casa de Citas, gracias. Y ¡salud! **
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* Fabio Martínez, www.fabiomartinezescritor.com/
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El escritor y sus enfermedades
Por
Fabio Martínez *
En el
sentido literario, los escritores gozamos de buena salud; como humanos somos
frágiles y vulnerables.
EL TIEMPO .com , 9:21 p.m. | 7
de abril de 2015
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/el-escritor-y-sus-enfermedades-fabio-martinez-columnista-el-tiempo/15532498
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/el-escritor-y-sus-enfermedades-fabio-martinez-columnista-el-tiempo/15532498
Como
los médicos, los escritores también se enferman. De todos es conocida la
epilepsia de Fiódor Dostoyevski, la esquizofrenia de Antonin Artaud y la
ceguera en Jorge Luis Borges. Esto, sin contar a los alcohólicos y drogadictos,
como Edgar Allan Poe y William Burroughs, quienes, a pesar de sus adicciones o
debido a ellas, continuaron sosteniendo una escritura vigorosa que enriqueció
la literatura.
Como
ustedes saben, no soy médico ni quiero fungir aquí como el doctor Rodolfo
Llinás de la literatura, pero debo decirles que apenas tuve noticias de la
enfermedad de nuestro escritor Óscar Collazos sentí una aflicción profunda que
me ha llevado a hacerme algunas preguntas sobre la vida y la muerte.
Sabemos cómo y dónde nacemos, pero ignoramos cómo y cuándo vamos a morir. A pesar de los grandes avances de la ciencia, la muerte es una dama secreta e inescrutable, que siempre está presente en nuestras vidas y que al final triunfa sobre nuestra existencia.
Sabemos cómo y dónde nacemos, pero ignoramos cómo y cuándo vamos a morir. A pesar de los grandes avances de la ciencia, la muerte es una dama secreta e inescrutable, que siempre está presente en nuestras vidas y que al final triunfa sobre nuestra existencia.
Sé que
esta no es la situación del autor de Son de máquina que mi
generación leyó en los años sesenta. Mis amigos, que lo han visitado en el
barrio Crespo de Cartagena, donde vive con su mujer, cuentan que debido a esta
enfermedad que afecta las neuronas motoras (la esclerosis lateral amiotrófica) ahora
habla con dificultad y últimamente lo hace a través de un programa que su hija
descargó en su computador.
Óscar
ya no solo escribe lo que piensa sino que escribe lo que habla. Su enfermedad
le ha desarrollado una especie de ‘literatosis’, que es una patología muy común
entre los escritores. El español Enrique Vila-Matas la describió con maestría
en su novela El mal de Montano.
Lo que
me interesa destacar aquí es que pesar de la adversidad, el autor de Tierra
quemada mantiene su mente lúcida, y continúa escribiendo y sosteniendo
sus columnas en El Tiempo y El Universal.
Esta
información de él me reconforta. Podemos perder partes de nuestro cuerpo: el
corazón, el hígado, los riñones (los trasplantes están de moda), pero mientras
no perdamos la lucidez del cerebro, estamos salvados.
En mis
conferencias siempre he dicho que la literatura hispanoamericana goza de buena
salud. Ahora que veo a mi viejo amigo Óscar dependiendo de la ciencia médica y
de un computador, debo cambiar de opinión.
En el
sentido estrictamente literario, los escritores gozamos de buena salud; pero a
nivel humano, somos frágiles y vulnerables, como cualquier mortal que habita el
planeta tierra.
El
poeta Juan Manuel Roca, en su barrio La Soledad, de Bogotá, sufre de gota; el
narrador Germán Cuervo padece de asma; el escritor y periodista Juan José Hoyos
adolece de insomnio crónico, y el poeta Narciso Javier Otálora sufre de
‘vanititis’ aguda (esto último lo confirman las redes sociales).
El buen
escritor sabe que sano o enfermo, abstemio o alcohólico, lúcido o desquiciado,
debe continuar escribiendo, y seguir el ejemplo de Collazos.
¡Salud,
Óscar!
* Fabio Martínez, www.fabiomartinezescritor.com/
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http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
....
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