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FERNANDO CRUZ KRONFLY. Vida y obra. Homenaje. La ASECUVA organizó e invitó. Dic. 20, 2013 / NTC ... Cubrimiento
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A PROPÓSITO DE LA MAGIA DE CONOCER AL
MAESTRO
Por WILLIAM ROJAS ROJAS
Cali, diciembre 20, 2013
Texto leído en el Homenaje a Fernando Cruz Kronfly el 20 de Diciembre de 2013.
Evento organizado por la Asociación de Estudiantes de Contaduría Pública de la Universidad del Valle -ASECUVA-.
Evento organizado por la Asociación de Estudiantes de Contaduría Pública de la Universidad del Valle -ASECUVA-.
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VIDEO, 13:41 min:
http://www.youtube.com/watch?v=aMLAYA2gVCM
NTC … agradece al autor el aporte del texto y la autorización para publicarlo
Buenas noches
Creo que muchas de
las personas que hemos llegado a la Facultad
de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle y de los que hemos
estado en y con ASECUVA, no hubiésemos labrado la idea de tener una gran
biblioteca que complementara críticamente nuestra formación, ni hoy disfrutaríamos
de los sabores que se guardan en el vino, ni de las bellas congojas que se
entronizan en las letras y la música de los tangos, ni nos regocijaríamos al comer unas
berenjenas, un tabule, unos kibbes, de no haber conocido al maestro Cruz
Kronfly.
WILLIAM ROJAS ROJAS durante su intervención
La mesa, los alimentos, las bebidas, los
libros, fueron desembrujados de miles de prejuicios que nos alejaban de los
placeres que estos proporcionan. ¿Cómo logramos echar inconscientemente esos
“bichos” que zumbaban en nuestras cabezas?, primero, oyendo al maestro; segundo,
leyendo su obra y tercero, observando la forma natural como él disfruta no solo
de dichos placeres, sino del presente
travieso que lo asedia. Creo que no miento si digo que, y perdónenme que me
refiera en primera persona, mi ceremonial forma de ver al mundo hoy, se coció a
su lado.
Lo mágico de conocer
al maestro es que con él, algunos de los que pasamos por ASECUVA y por la
Facultad, nos atrevimos a ponernos un smoking,
nos aventuramos a pensar que es fundamental apreciar la forma en que uno se
relaciona con los alimentos para degustarlos; creímos que no es imposible que
exista una ciudad sin buenas bibliotecas, sin buenos andenes para que sus
transeúntes paseen sus angustias y recreen sus estados de euforia. Desde mi
sentir, y reconociéndome como un neófito en literatura, creo que se puede decir
que con la amistad que el maestro nos ha ofrecido, y con los mundos que nacen
de su pluma, unas decenas de univallunos y miles de seres humanos, hemos podido
hallarnos alegremente con la impiedad de las realidades que no dejan de
estremecernos.
El reconocer que la
vida es ambigua y que la tragedia que conlleva la existencia puede asumirse
alegremente, ha sido una labor que muchos hemos podido aprehender entendiendo y
discutiendo las tesis de Fernando Cruz. Claro, la inmensa generosidad humana
que posee y su calidad de profesor, nunca han obligado a que uno de sus amigos
o de sus estudiantes elija una u otra forma de pensar; sencillamente, con él y
desde él, muchas de las personas que hicimos parte de ASECUVA nos hemos
alertado de los “oscuros” que pueblan el mundo de la ignorancia; hemos
entendido el peligro comunal que nace de aceptar prácticas que niegan y se
enmudecen ante el dolor de los otros. El maestro ha sido para muchos como un
libro abierto que se expone para que veamos unas tesis filosóficas y unos
presupuestos morales que facilitan tanto el
reconocer al otro, como a nosotros mismos, en tanto partícipes de una especie que se debe fraguar moralmente
para vitalizar el mundo. El libro que nos abrió el maestro Fernando indica y
sugiere que el pretender forjar unos principios éticos y estéticos, no puede
resultar del mero interés de maquillar nuestros rostros y posturas, sino que es
un trabajo arduo que nos puede salvaguardar
de los miedos con que nuestra cultura se ha apartado de una de sus tareas:
develar todo aquello que expresa el sinsentido de la vida.
La fuerza, la
sensibilidad, la lucha y la resistencia son parte del coraje que el maestro nos
refleja desde su ser tranquilo y respetuoso. Debo confesarles, que nunca lo he
visto desatendido de los acontecimientos de maltrato humano, muy al contrario,
pienso que él nos muestra de forma permanente que desestimar el maltrato
inmisericorde y las trampas con que las mafias y los atajistas pretenden
corroer los marcos de la justicia social, es una irresponsabilidad, una
desfachatez propia de la banalidad del mal, o si quieren, de la idiotez moral que
se impone sobre la faz de estos tiempos.
Pienso que desde la artesanía de su poesía, de sus ensayos y de sus
novelas, el maestro nos alerta de los peligros del hedonismo, del racismo y de
la intelectualidad narcisa del que lee para sí mismo, sin importarle el
compromiso con la libertad y la igualdad humana. Creo que muchos de los que
hicimos parte de ASECUVA entendimos que desde el mero pensamiento lógico y
analítico no sólo se puede ser cruel sino miserablemente inteligente para
destruir y socavar los valores ecuménicos que guiaron la aparición y la defensa
de los derechos humanos.
Es muy lindo saber y
constatar que la vida cuando se acompaña de seres humanos como el maestro, nos
facilita curarnos de las heridas que a muchos colombianos nos ha dejado la
precariedad de nuestra infancia y el convivir con un conflicto armado sin
límites. Desestructurando nuestras
conversaciones y los escritos del hijo de don Ramón Cruz y de doña Adela
Kronfly, muchos estudiantes de Contaduría gozamos al liberarnos del localismo
iletrado que nos impide ver las antipatías que quitan resplandor a la vida;
bajo la compañía del esposo de Doña Amparo Ángel hemos entendido que ser
responsables con nosotros mismos implica recabar en nuestras propias historias
con las luces de la razón crítica, para facilitar así la cicatrización de las
laceradas huellas donde se encuban los sentimientos negativos que tanto
buscamos apresar. Con el padre de Luisa Fernanda y Alejandro, hemos advertido
que la salud mental es resultado de un permanente y laborioso tiempo de
contemplación y transformación de nuestros primeros imaginarios psíquicos.
En una de sus últimas
novelas, Destierro, entendemos que no
se trata de deambular en este mundo “sin son, ni ton”. Es muy diciente ver cómo
el maestro buscó demoler sus viejas creencias en la Fiera azul, la biblioteca
de don Germán (Destierro, 2012, p.
81), además vivenciar
cómo se reconoció en la gloria del mundo libanés, como se esculpió para ser un
buen padre. No solo la obra, sino el modo de vivir del maestro, se han
constituido para muchos en un gran ejemplo de asumir la dignidad de nuestro
género.
Con el transcurrir
del tiempo he sentido, que uno de los privilegios más lindos que la vida social
nos dona, es poder cultivar la amistad. Pero hoy debo confesarles que el
privilegio académico más extraordinario que he experimentado en mi vida, es
haber constatado que el hombre de letras y de justicia abrió las puertas para
atenderme, y para atender a muchos de los que pasan y se relacionan con la
Asociación de Estudiantes de Contaduría Pública. Hoy recuerdo, que cuando se
abrió para mí la puerta de la oficina del maestro Fernando, sentí un miedo
hermosamente horroroso. No sé si a muchos de los presentes les ha pasado, pero
les confieso que mi horror ante los primeros encuentros con el maestro se debía
a que en ese momento, y aún hoy, no pronunciaba bien muchas palabras, no sabía
coger con delicadeza un tenedor y una copa; no sabía cómo intervenir con juicio
analítico ante sus agudas miradas del pensar-vivir de nuestro tiempo. En este bello espacio honramos al ser humano
que entregándose a las letras y a los estudiantes, nunca reclamó nada, nunca
vituperó por las exigencias que impone el encelado saber, y que siempre, con la
calma, demostró más que amor por el conocimiento y por las buenas formas que
nos permiten distanciarnos de esa animalidad con que venimos al mundo.
En esta ocasión deseo
expresarles que mis preocupaciones - y las de
muchos de los que hemos pasado por el grupo de investigación, Nuevo Pensamiento Administrativo - han sido labradas sobre los resultados del trabajo intelectual de
un maestro que no se resistió a la compleja búsqueda de las causas, el significado y las
repercusiones de las prácticas inhumanas en el trabajo y en la cultura. Sostenidos
en la solidez de sus reflexiones sobre los
tratos inhumanos, muchos estudiantes hemos centrado nuestros intereses y
fuerzas académicas en esa temática perturbadora que
reclama amplios desarrollos como objeto
de estudio en el entorno laboral y en las organizaciones.
Como la luz de las
luciérnagas que alumbra nuestros campos, la
amistad del maestro Fernando Cruz y la
de algunos profesores del Departamento de
Contabilidad y Finanzas, en especial, la que en su momento nos brindaron los
docentes Jorge Enrique Burbano y Diego
Delgadillo (Q.E.P.D), han servido de faro para que muchos estudiantes de
Contaduría Pública cultiven el amor por
la epistemología, la sociología, la historia, la cultura y la filosofía, en la
búsqueda de ennoblecer la disciplina contable.
Desde el deceso infortunado del profesor Jorge Burbano, nosotros, los hombres
que nos encariñamos con la contabilidad, hemos obtenido
el apoyo incondicional del profesor y amigo, Fernando Cruz Kronfly y nos
hemos beneficiado de todo el acervo cultural que lo acompaña. El retomar las
enseñanzas de Burbano y Delgadillo, y el
escuchar las disertaciones del maestro Cruz, nos permite transformar los lentes
con que observamos las orientaciones profesionales de la Contaduría Pública.
Azarosamente muchos de los estudiantes de la Contaduría hemos tomado conciencia
de la necesidad de hacer una investigación que nos permita proyectar el galeón
contable hacia rumbos más dignificantes
del quehacer humano.
Desconocer que el
maestro Fernando alumbró nuestras reflexiones críticas sobre la enseñanza de la
Contaduría Pública y de la problematización del campo contable, sería
desconocer que la literatura se ha reído dulcemente del rol de los contadores y
de los auxiliares de Contabilidad. Desde el balcón de su crítica al pensamiento
administrativo ortodoxo, el profesor Cruz nos ha facilitado el camino para
asimilar cómo no podemos conformarnos con la práctica profesional que se
acomoda a las exigencias rentistas que degradan la honra de la Contaduría
Pública. Para los amigos de la dimensión social
de la contabilidad ha sido un patrimonio poder contar con el pensamiento de un
Maestro que fomenta el saber, antes que el ejercicio profesional tradicional que se engancha en la representación
instrumental de los negocios, de la vida y
del medio ambiente.
Por la buena salud del maestro, por su
vitalidad y su descontaminación del indoloro mundo que domina nuestro presente;
por el extraordinario lenguaje que ha creado en su obra literaria, y por su
auténtica entrega a los estudiantes, quiero sumarme a la nueva generación de
ASECUVA, que desea que nunca el maestro, sienta algo parecido al general
Bolívar que él realzó: “...Toda su gloria
pasada, su historia de años, de héroe está a punto de quedar convertida en un
triste puñado de cenizas…”. (La Ceniza del Libertador, 1995, p. 70).
Esperamos que el maestro juzgue que
siempre y para siempre, nos alegraremos de su esplendor intelectual y moral.
Usted, maestro, ha contribuido a la honra de los
trabajadores, de su familia, de los estudiantes, de los sin techo, y claro está, a la honra del arte que
como oficio requiere que Uldarico, el Habibe
le diga a su madre: “…no me exija lo
imposible, soy laico de la cabeza a los pies, no me envíe a consultar el
agua” (Destierro, 2012, p. 62). Con usted
maestro, hemos aprendido que esta vida no gravita sobre las luces o las
tinieblas sino en el poder “imaginar con generosidad el mundo”
(Destierro, 2012, p. 14).
Mil gracias.
WILLIAM ROJAS ROJAS ( 1 )
Director Grupo de Investigación
Cali, diciembre 20, 2013
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