martes, 24 de diciembre de 2013

A PROPÓSITO DE LA MAGIA DE CONOCER AL MAESTRO. Por WILLIAM ROJAS ROJAS. Homenaje a Fernando Cruz Kronfly. Diciembre 20, 2013

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A PROPÓSITO DE LA MAGIA DE CONOCER AL  MAESTRO
Por WILLIAM ROJAS ROJAS
Cali, diciembre 20, 2013 
  
Texto leído en el Homenaje a Fernando Cruz Kronfly el 20 de Diciembre de 2013.
 Evento organizado por la Asociación de Estudiantes de Contaduría Pública de la Universidad del Valle -ASECUVA-.

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NTC … agradece al autor el aporte del texto y la autorización para publicarlo

Buenas noches
Creo que muchas de las personas que hemos llegado a la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle y de los que hemos estado en y con ASECUVA, no hubiésemos labrado la idea de tener una gran biblioteca que complementara críticamente nuestra formación, ni hoy disfrutaríamos de los sabores que se guardan en el vino, ni de las bellas congojas que se entronizan en las letras y la música de los tangos,  ni nos regocijaríamos al comer unas berenjenas, un tabule, unos kibbes, de no haber conocido al maestro Cruz Kronfly.


WILLIAM ROJAS ROJAS durante su intervención
   La mesa, los alimentos, las bebidas, los libros, fueron desembrujados de miles de prejuicios que nos alejaban de los placeres que estos proporcionan. ¿Cómo logramos echar inconscientemente esos “bichos” que zumbaban en nuestras cabezas?, primero, oyendo al maestro; segundo, leyendo su obra y tercero, observando la forma natural como él disfruta no solo de dichos placeres, sino  del presente travieso que lo asedia. Creo que no miento si digo que, y perdónenme que me refiera en primera persona, mi ceremonial forma de ver al mundo hoy, se coció a su lado.  
Lo mágico de conocer al maestro es que con él, algunos de los que pasamos por ASECUVA y por la Facultad, nos atrevimos a ponernos un smoking, nos aventuramos a pensar que es fundamental apreciar la forma en que uno se relaciona con los alimentos para degustarlos; creímos que no es imposible que exista una ciudad sin buenas bibliotecas, sin buenos andenes para que sus transeúntes paseen sus angustias y recreen sus estados de euforia. Desde mi sentir, y reconociéndome como un neófito en literatura, creo que se puede decir que con la amistad que el maestro nos ha ofrecido, y con los mundos que nacen de su pluma, unas decenas de univallunos y miles de seres humanos, hemos podido hallarnos alegremente con la impiedad de las realidades que no dejan de estremecernos.
El reconocer que la vida es ambigua y que la tragedia que conlleva la existencia puede asumirse alegremente, ha sido una labor que muchos hemos podido aprehender entendiendo y discutiendo las tesis de Fernando Cruz. Claro, la inmensa generosidad humana que posee y su calidad de profesor, nunca han obligado a que uno de sus amigos o de sus estudiantes elija una u otra forma de pensar; sencillamente, con él y desde él, muchas de las personas que hicimos parte de ASECUVA nos hemos alertado de los “oscuros” que pueblan el mundo de la ignorancia; hemos entendido el peligro comunal que nace de aceptar prácticas que niegan y se enmudecen ante el dolor de los otros. El maestro ha sido para muchos como un libro abierto que se expone para que veamos unas tesis filosóficas y unos presupuestos morales que facilitan tanto el reconocer al otro, como a nosotros mismos, en tanto partícipes de una especie que se debe fraguar moralmente para vitalizar el mundo. El libro que nos abrió el maestro Fernando indica y sugiere que el pretender forjar unos principios éticos y estéticos, no puede resultar del mero interés de maquillar nuestros rostros y posturas, sino que es un trabajo arduo que nos puede salvaguardar de los miedos con que nuestra cultura se ha apartado de una de sus tareas: develar todo aquello que expresa el sinsentido de la vida.
La fuerza, la sensibilidad, la lucha y la resistencia son parte del coraje que el maestro nos refleja desde su ser tranquilo y respetuoso. Debo confesarles, que nunca lo he visto desatendido de los acontecimientos de maltrato humano, muy al contrario, pienso que él nos muestra de forma permanente que desestimar el maltrato inmisericorde y las trampas con que las mafias y los atajistas pretenden corroer los marcos de la justicia social, es una irresponsabilidad, una desfachatez propia de la banalidad del mal, o si quieren, de la idiotez moral que se impone sobre la faz de estos tiempos.  Pienso que desde la artesanía de su poesía, de sus ensayos y de sus novelas, el maestro nos alerta de los peligros del hedonismo, del racismo y de la intelectualidad narcisa del que lee para sí mismo, sin importarle el compromiso con la libertad y la igualdad humana. Creo que muchos de los que hicimos parte de ASECUVA entendimos que desde el mero pensamiento lógico y analítico no sólo se puede ser cruel sino miserablemente inteligente para destruir y socavar los valores ecuménicos que guiaron la aparición y la defensa de los derechos humanos.      
Es muy lindo saber y constatar que la vida cuando se acompaña de seres humanos como el maestro, nos facilita curarnos de las heridas que a muchos colombianos nos ha dejado la precariedad de nuestra infancia y el convivir con un conflicto armado sin límites.  Desestructurando nuestras conversaciones y los escritos del hijo de don Ramón Cruz y de doña Adela Kronfly, muchos estudiantes de Contaduría gozamos al liberarnos del localismo iletrado que nos impide ver las antipatías que quitan resplandor a la vida; bajo la compañía del esposo de Doña Amparo Ángel hemos entendido que ser responsables con nosotros mismos implica recabar en nuestras propias historias con las luces de la razón crítica, para facilitar así la cicatrización de las laceradas huellas donde se encuban los sentimientos negativos que tanto buscamos apresar. Con el padre de Luisa Fernanda y Alejandro, hemos advertido que la salud mental es resultado de un permanente y laborioso tiempo de contemplación y transformación de nuestros primeros imaginarios psíquicos.
En una de sus últimas novelas, Destierro, entendemos que no se trata de deambular en este mundo “sin son, ni ton”. Es muy diciente ver cómo el maestro buscó demoler sus viejas creencias en la Fiera azul, la biblioteca de don Germán (Destierro, 2012, p. 81), además vivenciar cómo se reconoció en la gloria del mundo libanés, como se esculpió para ser un buen padre. No solo la obra, sino el modo de vivir del maestro, se han constituido para muchos en un gran ejemplo de asumir la dignidad de nuestro género.
Con el transcurrir del tiempo he sentido, que uno de los privilegios más lindos que la vida social nos dona, es poder cultivar la amistad. Pero hoy debo confesarles que el privilegio académico más extraordinario que he experimentado en mi vida, es haber constatado que el hombre de letras y de justicia abrió las puertas para atenderme, y para atender a muchos de los que pasan y se relacionan con la Asociación de Estudiantes de Contaduría Pública. Hoy recuerdo, que cuando se abrió para mí la puerta de la oficina del maestro Fernando, sentí un miedo hermosamente horroroso. No sé si a muchos de los presentes les ha pasado, pero les confieso que mi horror ante los primeros encuentros con el maestro se debía a que en ese momento, y aún hoy, no pronunciaba bien muchas palabras, no sabía coger con delicadeza un tenedor y una copa; no sabía cómo intervenir con juicio analítico ante sus agudas miradas del pensar-vivir de nuestro tiempo.  En este bello espacio honramos al ser humano que entregándose a las letras y a los estudiantes, nunca reclamó nada, nunca vituperó por las exigencias que impone el encelado saber, y que siempre, con la calma, demostró más que amor por el conocimiento y por las buenas formas que nos permiten distanciarnos de esa animalidad con que venimos al mundo.
En esta ocasión deseo expresarles que mis preocupaciones - y las de muchos de los que hemos pasado por el grupo de investigación, Nuevo Pensamiento Administrativo - han sido labradas sobre los resultados del trabajo intelectual de un maestro que no se resistió a la compleja búsqueda de  las causas, el significado y las repercusiones de las prácticas inhumanas en el trabajo y en la cultura. Sostenidos en la solidez de sus reflexiones sobre los tratos inhumanos, muchos estudiantes hemos centrado nuestros intereses y fuerzas académicas en esa temática perturbadora que reclama  amplios desarrollos como objeto de estudio en el entorno laboral y en las organizaciones.
Como la luz de las luciérnagas que alumbra nuestros campos, la amistad del maestro Fernando Cruz  y la de algunos profesores del Departamento de Contabilidad y Finanzas, en especial, la que en su momento nos brindaron los docentes Jorge Enrique Burbano y Diego Delgadillo (Q.E.P.D), han servido de faro para que muchos estudiantes de Contaduría Pública  cultiven el amor por la epistemología, la sociología, la historia, la cultura y la filosofía, en la búsqueda de ennoblecer la disciplina contable. Desde el deceso infortunado del profesor Jorge Burbano, nosotros, los hombres que nos encariñamos con la contabilidad, hemos obtenido el apoyo incondicional del profesor y amigo, Fernando Cruz Kronfly y nos hemos beneficiado de todo el acervo cultural que lo acompaña. El retomar las enseñanzas  de Burbano y Delgadillo, y el escuchar las disertaciones del maestro Cruz, nos permite transformar los lentes con que observamos las orientaciones profesionales de la Contaduría Pública. Azarosamente muchos de los estudiantes de la Contaduría hemos tomado conciencia de la necesidad de hacer una investigación que nos permita proyectar el galeón contable hacia  rumbos más dignificantes del quehacer humano.
Desconocer que el maestro Fernando alumbró nuestras reflexiones críticas sobre la enseñanza de la Contaduría Pública y de la problematización del campo contable, sería desconocer que la literatura se ha reído dulcemente del rol de los contadores y de los auxiliares de Contabilidad. Desde el balcón de su crítica al pensamiento administrativo ortodoxo, el profesor Cruz nos ha facilitado el camino para asimilar cómo no podemos conformarnos con la práctica profesional que se acomoda a las exigencias rentistas que degradan la honra de la Contaduría Pública. Para los amigos de la dimensión social de la contabilidad ha sido un patrimonio poder contar con el pensamiento de un Maestro que fomenta el saber, antes que el ejercicio profesional tradicional que se engancha en la representación instrumental de los negocios, de la vida y  del medio ambiente.
Por la buena salud del maestro, por su vitalidad y su descontaminación del indoloro mundo que domina nuestro presente; por el extraordinario lenguaje que ha creado en su obra literaria, y por su auténtica entrega a los estudiantes, quiero sumarme a la nueva generación de ASECUVA, que desea que nunca el maestro, sienta algo parecido al general Bolívar que él realzó: “...Toda su gloria pasada, su historia de años, de héroe está a punto de quedar convertida en un triste puñado de cenizas…”. (La Ceniza del Libertador, 1995, p. 70).
Esperamos que el maestro juzgue que siempre y para siempre, nos alegraremos de su esplendor intelectual y moral. Usted, maestro, ha contribuido a la honra de los trabajadores, de su familia, de los estudiantes, de los sin techo, y claro está, a la honra del arte que como oficio requiere que Uldarico, el Habibe le diga a su madre: “…no me exija lo imposible, soy laico de la cabeza a los pies, no me envíe a consultar el agua” (Destierro, 2012, p. 62). Con usted maestro, hemos aprendido que esta vida no gravita sobre las luces o las tinieblas sino en el poder “imaginar con generosidad el mundo” (Destierro, 2012, p. 14).
Mil gracias.                                              
WILLIAM ROJAS ROJAS ( 1 )
Director Grupo de Investigación
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Viene y complemento de:

FERNANDO CRUZ KRONFLY. Vida y obra. Homenaje. La ASECUVA organizó e invitó. Dic. 20, 2013 / NTC ... Cubrimiento

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