.
PACTO POR EL RESPETO
PPR
Iniciativa
ciudadana
Es una
invitación para que los colombianos debatamos nuestras diferencias sin
agredirnos, sin insultarnos. No podemos dividirnos entre una decisión de
"Si" o "No" Lo importante es respetar las ideas de los
demás, es entender que pensar diferente es una oportunidad para explicar y
mostrar las bondades de las creencias propias.
Acabar con la guerra es más que suspender los fusiles.
Es un trabajo de todos y
cada uno de nosotros.
Los
invitamos a este Pacto Por el Respeto.
http://twitter.com/pprcolombia
En Google
https://www.google.com.co/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=Pacto+Por+el+respeto
------
DIEZ PRINCIPIOS DEL
RESPETO
SEMANA
Septiembre 11 al 18, 2016
Click derecho sobre las
imágenes para ampliarlas en una nueva ventana.
Luego click sobre la imagen
para mayor ampliación
-
¿Respeto?
La
Plana. Por Julio César Londoño
EL
PAÍS, Cali, Septiembre 15, 2016
A raíz de la polarización que
vive el país entre el SÍ y el NO, a un grupo de buenos hombres se les ocurrió
redactar los ‘Diez principios por el
respeto’, que pueden reducirse a uno solo. “Construiré paz con respeto a
las ideas y posiciones de los otros”. Se trata, en últimas, de que los del NO
dejen propalar la fábula del castrochavismo y que los del SÍ no les digamos
fachos, pro-paracos, etc. Está bien. Me morderé la lengua.
La elección de la palabra
respeto es acertada porque se trata de una actitud recíproca, un pacto entre
iguales, mientras que la tolerancia opera de arriba hacia abajo, supone un
tolerante y un tolerado; por esto es una palabrita antipática.
Pero hay que decir que la
estigmatización es un viejo recurso de las elites colombianas. Data por lo
menos desde finales de los años 40, cuando los conservadores comenzaron a
llamar “bandoleros”, desde los púlpitos, el gobierno y los medios, a los de la
otra orilla; y los liberales llamaron “chulavitas” y “pájaros” a los
conservadores. Es verdad que los bandoleros asaltaban fincas y que muchos de
ellos eran campesinos liberales, y no es menos cierto que los chulavitas y los
pájaros operaban de una manera muy parecida a los paramilitares, cuyo
estandarte era rojo y negro pero que en realidad debió ser azul y rojo.
La polarización, pues, no es
nada nuevo. Uribe no ha hecho sino reencaucharla desde su campaña del 2002,
cuando utilizó un adjetivo en boga desde el 11-S: terrorista. Se lo endilgó a
todo el que no comulgara con los preceptos de la Seguridad Democrática, a
liberales y conservadores, a los del centro, a las ONG y a la izquierda, por
supuesto. Él distingue bien la gama de los grises (es un hombre inteligente)
pero habla en blanco y negro y ama los discursos reduccionistas porque sabe que
el pueblo, esa masa ingenua que manipula y desprecia, no distingue matices.
Volviendo al asunto de los diez
principios, debo decir que los partidarios del NO en general y los adeptos de
la secta del CD particular, no inspiran nada. El respeto no se decreta, se
alcanza por acumulación de méritos. No puedo respetar esas facciones que han
llevado el debate por el plebiscito al ring de las alcantarillas con
“argumentos” absurdos, con desinformación descarada, con teorías que serían
risibles si no estuviera en juego el futuro del país. Lo que más indigna es la
manera como líderes ilustrados se aprovechan de la enorme ignorancia política
del pueblo colombiano para manipular sus sentimientos, despertar miedos y
encender odios.
Es verdad que el Estado está
concediendo espacios políticos a las Farc. ¡De eso justamente se trataba! Pero
también es cierto que las Farc van a hacer lo impensable: dejar las armas,
concentrarse en campamentos vigilados y aceptar las reglas de juego del Estado.
Yo respeto argumentos, no
fábulas chapuceras. Respeto varias ideologías. La izquierda moderada, la que
encarnan Lula, Robledo y que tiene generosas banderas sociales. Respeto la
derecha y el centro, que son tendencias imperantes y exitosas en el mundo.
Hasta las Farc van a someterse a sus leyes. Pero las “extremas” son
abominables, sanguinarias, fanáticas, embozadas, viles y autoritarias y solo
merecen repudio. Hace rato las dejó el carro de la historia.
Votaré Sí en el plebiscito para
que la extrema izquierda se desarme y votar contra ellos en las urnas, y para
repetirle a la extrema derecha que sus burdas maniobras no merecen mi respeto.
CONTINUARÁ
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario