viernes, 3 de abril de 2015

De: Juan Manuel Roca. Para: Fidel Cano Correa , El Espectador. 3 de abril de 2015, 9:10

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Publican y difunden 
NTC … Nos Topamos Con 
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DeJuan Manuel Roca 
Fecha: 3 de abril de 2015, 9:10
Asunto: TRISTEZAS

Para: Fidel Cano Correa , El Espectador

Querido Fidel:

Veo asombrado una entrevista que le hacen en el  "Magazín" de "El Espectador" a Harold Alvarado Tenorio. Hat,en sueco quiere decir Odio,y en verdad es lo que destila este personaje. 

No quiero darle lecciones de periodismo a usted, ni más faltaba, pero una cosa es la democracia y otra, muy otra, la promiscuidad,

Como bien lo sabe, trabajé de planta (y no propiamente en el jardín botánico) en El Espectador durante más de 10 años y antes de hacerlo fui su colaborador desde el número 2 del Magazín Dominical, por invitación de Fernando Cano y Guilermo González Uribe.

Son suficientes años como para que usted sepa que no soy un simulador desde la ideología que finge ser de izquierda por conveniencia, en un país donde lo que en verdad conviene es girar a la derecha, dar el bandazo, cambiar de andén. 

Qué cosa más anacrónica, reaccionaria se decía con más vehemencia en otros tiempos y conservadora en el peor sentido, resulta pensar que uno tiene que ser derechista porque su padre o su familia lo fueron. Si esto fuera así, usted debería ser libertario como su padre, o liberal en el mejor sentido, como el otro don Fidel. 

Se que el señor de marras, un poeta malogrado que ataca a diestra y siniestra a quienes tienen una figuración que añora o envidia, tiene amigos en una sección lastimosa que ahora llaman Magazín, ¡vaya!, y que fue tan importante desde el nacimiento del diario en la calle de "El Codo" en Medellín hasta los días de Fernando y Marisol Cano. 

Se que un corresponsal al que llamaríamos poco ético, para no entrar en el dicterio, llamado Ángel Castaño, y que hace rato pasó de castaño a oscuro, celebra en su periódico todas las barbaridades del indigesto y amargado señor del que le hablo. Pero eso lo hace, y lo lamento, desde su carácter permisivo, apreciado Fidel, pero vaya uno a saber si esa es su idea bien intencionada sin duda, de inclusión y democracia.

Si usted revisara mi actitud y mis posiciones, antes, en y durante mi trabajo cotidiano en "El Espectador", podrá ver cuál fue y sigue siendo mi manera de ver el mundo, el país, la ética, la política y la estética. Nunca he sido incoherente, ni hay fisuras entre lo que pienso y lo que escribo. 

No solo soy yo el tergiversado, calumniado y agredido. Lea todo lo que escribe este señor con sus propias heces, sobre todo el que asome la cabeza, especialmente si el atacado de turno no es otro mandadero del uribismo, y sabrá, si no lo sabe, de qué le hablo.

La de este mal libelista es la misma táctica que en materia política funciona desde una brutal derecha colombiana: calumniar a todo el que disiente. Para qué le hago el listado de calumniados y tergiversados, Fidel, pues resultaría cuento de nunca acabar.

Repito: no le quiero dar lecciones de periodismo, pero una cosa es la democracia y otra la promiscuidad. 

Escritos como los del alienado del que hablo envilecen a su diario, el mismo diario ejemplar donde los polemistas, argumentales y no difamatorios, se llamaron Baldomero Sanín Cano, Luis Tejada, Hernando Téllez, Fernando González, Gabriel García Márquez, Luis Vidales, Ciro Mendía, Héctor Rojas Herazo, y paro la lista para no agobiarlo. 

Los asuntos ideológicos no se heredan, aunque Alvarado sí lo haga, pero aún resuena en mi memoria lo que me manifestaba su padre libertario, don Fidel Cano Isaza. Su padre me dijo varias veces. a su libre paso por las escaleras del periódico que usted y yo subimos tantas días, o en sus visitas afectuosas al Magazín, una publicación de la que me enorgullezco por haber pertenecido, muchas, pero muchas y estimulantes palabras, cálidas y elogiosas sobre mi trabajo.

A propósito de mi labor en "El Espectador", su padre afirmaba que lo que yo hacía, en compañía de Marisol Cano Busquets y Claudia Antonia Arcila, era "dignificar el país". Lo recuerdo, particularmente, agitando como un pañuelo una edición de la revista que hicimos en homenaje a Cioran.

Que algunos no sepan que no hay que confundir la crítica con el camorreo, la difamación con el análisis, vaya y venga, pero que usted sea uno de ellos, la verdad, duele más que ofende. 

Le ruego dar curso a esta carta en el que ha sido mi periódico desde la adolescencia hasta hoy y que no tenga que invocar un derecho a la réplica por su intermedio, pues yo, como tantos a los que injuria el señor Alvarado, no voy a hacer de ese patético personaje mi interlocutor. Ni más faltaba, mi querido Fidel.

Reciba mi aprecio de siempre, Juan Manuel Roca. 
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De Roca, a propósito de Harold Alvarado

Transcribimos esta carta del poeta Juan Manuel Roca *, a pedido suyo, como respuesta a una entrevista 
de Ángel Castaño con Harold Alvarado que publicamos en este espacio quince días atrás **.

Por: Juan Manuel Roca
 De Roca, a propósito de Harold Alvarado

EL ESPECTADOR .com , CULTURA 6 ABR 2015 - 11:33 PM

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NTC ... ENLACES:




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PEQUEÑAS COSAS QUE TRAE LA PAZ. 

Por   JUAN MANUEL ROCA

Poema que leído por el autor el 6 de Abril, 2015, en la inauguración de la 
"Cumbre Mundial de Arte y Cultura para la paz de Colombia" *,
 realizada en Bogotá, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán.


Juan Manuel Roca durante la lectura de su poema

MAGAZÍN, EL ESPECTADOR, MARTES, 07 DE ABR DE 2015

El Poema en: http://ntcpoesia.blogspot.com/2015_04_07_archive.html

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---------- Mensaje recibido ----------
De: CARLOS ALBERTO VILLEGAS URIBE

Fecha: 8 de abril de 2015, 18:46

Asunto: Fwd: La piedra de Roca
Para: NTC  ntcgra@gmail.com , "NTC ... eventos" ntc.eventos@gmail.com, Ángel Castaño G
 Apreciado Gabo,
 A propósito de una carta que difundiste a través de NTC … , te remito la respuesta del periodista y amigo Ángel Castaño, para que también la difundas, en derecho de réplica por el mismo medio (copio a Ángel)

C.A.Villegasuribe

Inicio del mensaje reenviado:
De: Ángel Castaño G
Fecha: 8 de abril de 2015 06:52:20 MDT
Asunto: La piedra de Roca
Carta abierta a un furibundo
Ángel Castaño Guzmán
 La Crónica del Quindío. Abril 08 de 2015

Leí con asombro y pesar una carta suya que me injuria, señor Juan Manuel Roca. Aparte de los chistes fáciles, celebrados hasta el cansancio por sus adláteres, encuentro su texto vacío de argumentos, indigno de un escritor de nombradía nacional, con dos doctorados honoris causa en la solapa. En varios momentos le aclara usted a Fidel Cano, el destinatario y víctima de sus confusas líneas, que no piensa darle lecciones de periodismo. Bien dicho, pues, la verdad, si me limito al contenido de su perorata, usted del oficio sabe poco. Juzga mi ética personal y profesional sin siquiera conocerme lo suficiente para hacerlo con propiedad. Entrevistar a alguien, trascribir las respuestas tal cual el personaje las dijo, no es faltar a la ética. ¿Por qué habría de serlo? ¿Acaso era mi deber apagar la grabadora o eliminar los pasajes adversos a los intocables personajes de la vida nacional? O mejor, ¿debí no entrevistar a Alvarado Tenorio, así su libro me haya parecido divertido y venenoso? No, señor Roca, aquello por lo que usted me censura –la fidelidad a las declaraciones ajenas–, es precisamente señal de respeto por la profesión. Por fortuna, los periodistas culturales no aplicamos la lógica excluyente del amiguismo, en la cual usted ha sido maestro insuperable, dispensando zalemas o denuestos según soplen los vientos de la conveniencia.
Me molesta de su epístola el abierto interés no en refutar a Harold Alvarado Tenorio, a quien usted llama poeta malogrado –juicio estético que evidencia sus veleidosos, estuve a punto de escribir camaleónicos, criterios: un ditirambo suyo publicado en la Revista Iberoamericana de Pittsburgh eleva a las cumbres del parnaso al hoy vilipendiado autor de Proverbios– sino en pedirle, cual Salomé posmoderna, mi cabeza al señor Fidel Cano, al tiempo que lo cree menor a los retos de la estirpe liberal de los Cano. ¿No se le hace una actitud alejada por completo de los ideales democráticos? ¿No ve en ello el talante propio de la caverna conservadora o del izquierdismo carnívoro? ¿Lee, entre flashes, poemas en Cumbres por la Paz y se enfurece porque alguien se atreva a cuestionarlo? Además, permítame serle franco, sus razones son deleznables: ¿Haber trabajado en el magazín dominical de El Espectador lo hace inmune a las críticas, sean estas acéticas o no? ¿Para entrevistar a alguien o reseñar un libro debe el periodista revisar el índice de los vetados por usted o por el ministro de turno o por quién sea? ¿Solo podemos, los reporteros, cubrir las novedades editoriales de los miembros de su sanedrín? Ni más faltaba. La zanahoria y el garrote funcionan con los burros, no con los ciudadanos.
Lo confieso, hubiese guardado silencio ante su injusto alegato –al fin y al cabo no me sorprende, y aquí corrijo la primera línea de esta misiva, pues varios amigos suyos de ahora y de antes me dicen que no es usted una persona tolerante a las reparos a su obra o sus actos– de no ser este una ataque a la libertad de expresión e información. Dice usted en dos pasajes: “(…) una cosa es la democracia y otra, muy otra, la promiscuidad”. Su prosa, aquejada por una sintaxis enmarañada, destila nociones ultramontanas de la vida. A esta altura, asume usted los rasgos del conservadurismo pacato, alérgico al debate, capaz de  esgrimir a la menor oportunidad, como el senador Merlano y Nicolás Gaviria, las credenciales de un prestigio marchito: usted no sabe quién soy yo. Eso, la promiscuidad, motivo de escándalo, lo llamo yo libertad plena y consciente. Así moleste, así sea urticante o revulsiva, saludo la promiscuidad, tan necesaria en países como el nuestro. Promiscuidad de ideas y conceptos, de banderas y partidos. Esto lo saben los liberales de verdad y los lectores de Aristófanes, Quevedo, Rabelais, Voltaire, Swift, Wilde, Klim, Orwell, Hitchens, Bolaño, Umbral, Antonio Caballero, Fernando Vallejo. No me extraña que usted no.





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