miércoles, 17 de diciembre de 2014

La Secreta. José Nodier Solórzano. Novela

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En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden 
NTC … Nos Topamos Con 

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La Secreta

José Nodier Solórzano


NOVELA LA SECRETA

La metáfora de los delhirantes ( Habitantes del delirio)

Por Carlos Alberto Villegas Uribe  [1]





"La vida se compone de verdades efímeras y provisionales, porque en cada ciclo somos

 un ser con identidad distinta y propia para la época"

                                                     La Secreta. J.N. Solorzano Castaño.

Volver a leer La Secreta, novela corta del escritor calarqueño José Nodier Solorzano Castaño significa no sólo reencontrarme con una prosa elaborada  que configura un caleidoscopio de sensaciones oníricas y subrrealistas de límites indefinidos sino también recuperar una narrativa vital que me hermana con la historia del narrador y el intelectual quien entiende y asume  al escritor como summa de voluntades (la voluntad de sentir, la voluntad de pensar, la voluntad de obrar y la voluntad de persistir.)

Pero sobre todo, La Secreta revela el logro de su autor en la tarea de brindarle continuidad a un auténtico deseo y a una verdadera voluntad de Ser a través de la literatura.

Ya en las primeros años de la década del 80, el joven estudiante del Colegio Robledo en Calarcá, nos señalaba su camino al conquistar en 1982, el Premio Nacional Circulo de Lectores con el cuento: Advenedizo en su residencia y se vinculaba efectivamente al grupo que conformó en la Universidad del Quindío la revista Termita, publicación paradigmática en la literatura del Eje Cafetero bajo la orientación del profesor Alvaro Nieto Córdoba y el poeta Javier Moscarella.

Desde sus primeras colaboraciones: El cadáver y Un perro, sur; dos perros,  sur, Solórzano Castaño evidenciaba su voluntad de obrar y su voluntad de persistir marcando, a su vez, un nuevo sendero a la cuentística del Gran Caldas, que la alejaba de los trillados caminos del canon literario de entonces tan encerrado en los límites del costumbismo. En su propuesta Solorzano Castaño abandonaba la ruralidad para instaurar una mirada urbana en la literatura regional, propuesta que fue reconocida por el Premio Nacional de Literatura Ciudad de Barrancabermeja (2003) con su cuento El prologuista, narración vertebral de su libro de cuentos Historias del prologuista (2005).

Cuando el prolífico escritor español Vicente Molina Foix presidió el jurado de la Diputación de Caceres, La Secreta recibió en el 2011 un premio iberoamericano ( 1 , 2 ) que la señalaba como una propuesta estética con capacidad de trascender los límites de la literatura regional y entronizarse en el escenario internacional  como una gran metáfora del pueblo colombiano, esta nación de delhirantes ( habitantes del delirio, señalo, para que no se crea que existe error ortotipográfico) donde son posibles todas las grandezas y todas las bajezas imaginables, desde la presencia ominosa de los hombres de Acuario (metáfora del paramilitarismo) la manía destructiva y fatal de un paisajomano como Raigoza o Pez Pluma de Cristal, hasta la existencia asfixiante de una pareja incestuosa que encuentra en las banderitas patrioteras una posibilidad de subsistencia de la cual es imposible escapar por culpa de un tigre amarillo que nutre los delirios de uno de sus protagonistas. En ese submundo de límites imprecisos la presencia delicuescente de Manuelita Saenz y Simón Rodtiguez, sin acercarnos a las orillas de la Novela Histórica, ni a la Novela Negra. Y en toda la obra la persistencia de las toponimias que hacen parte de la narrativa vital de J.N. Solorzano Castaño desde el ambiente tóxico de la Capital de la República, donde fuera Asesor de Comunicaciones, hasta los verdes interminables de su Quindío natal donde instauró El Encuentro Nacional de Escritores LUIS VIDALES * (toponimias traducidas que sintetizan su voluntad de sentir hasta convertirlas en recurso literario de la voluntad de obrar).

Contada a través de una polifonía de narradores que incrementa la atmósfera delhirante, donde el autor se incluye en un ejercicio metalingüístico en la mejor línea de Italo Calvino, La Secreta constituye el triunfo del escritor J.N. Solorzano Castaño como summa de voluntades
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[1] Ph. D. En la Lengua, La Literatura y Mass Media, Universidad Complutense de Madrid. Estudios de Escritura Creativa en Texas University at El Paso.
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“Nuestra literatura es traidora de la esencia humana”

 Por Ángel Castañoperiodista escritor quindiano

Crónica del Quindío, Nov. 15, 2014
Tres años se necesitaron para que La Secreta, libro de José Nodier Solórzano, llegara a manos de los lectores de la región. Hoy (15 de Nov. 2014) a las 6:30 p.m. se hará la presentación oficial de esta obra literaria en el Instituto de Bellas Artes de la universidad del Quindío.



Luego de Historias del prologuista, el narrador calarqueño José Nodier Solórzano, uno de los columnistas más comentados de LA CRÓNICA DEL QUINDÍO, presenta La Secreta, novela cuyos méritos literarios merecieron una mención de honor en un concurso organizado en España. El jurado, presidido por el novelista y cineasta Vicente Molina Foix, en el acta de premiación recomendó la publicación del libro. 
La Secreta cuenta las historias de Raigoza, el victimario, y de los hermanos de Lucía, la víctima. ¿Qué papel en su opinión debe jugar la literatura en la búsqueda de la paz? ¿El escritor debe asumir algún compromiso frente a la realidad nacional?.
La Secreta es una versión ficticia de lo que pasó y pasa entre los colombianos. Perdidos entre incisos y formalismos, como buenos vástagos de Francisco de Paula Santander, no nos dimos cuenta de lo que sucedía hasta que la barbarie, con la banda sonora de la moto-sierra, tocó a nuestras puertas. Creo que los intelectuales y académicos de Colombia han sido escapistas de nuestra realidad: verdaderos Houdinis. Algunos porque su formación ideológica o histórica es precaria e insuficiente y otros, buena parte, porque se parapetan en sus privilegios. Hacen parte de esa congregación de beneficiados de la mediocridad y de la ausencia de una ética pública. El escritor tiene un compromiso con la sociedad en la medida en que procure hacer bien su trabajo y en que, como decía Umberto Eco, cree o desate el advenimiento de crisis conceptuales dentro del establecimiento. Debe ejercer la crítica y la autocrítica colectiva. Debe expresar su fuego interior contra la injusticia social, contra la inequidad y la estulticia colectiva.
Ah, y claro que tenemos un compromiso con la paz. No podemos callar frente a las aberraciones, negocios o sed de venganza de los guerreristas, de quienes aún tienen ganas de más sangre: de esos vampiros del siglo XXI que pululan en un país insensible como el nuestro.
Armenia y Calarcá son los escenarios principales de su libro. ¿Qué método siguió para explorar en la ficción las calles y los rincones de ambos municipios? ¿Cree que las letras locales han dado testimonio de las transformaciones de estas localidades?
Las letras locales, nuestros escritores pero también los fotógrafos, los músicos y los pintores, como Raigoza, el personaje de la novela, han sido y son aún paisajómanos, es decir, testigos pasivos, pétreos, de la belleza natural. Nuestra literatura es traidora de la esencia humana, del esfuerzo sigiloso e histórico de nuestros campesinos por hacer de esta tierra un mejor lugar para vivir. Se ha escrito sin alma, pensando más en el brillo del verso o en el aplauso fácil que en la angustia de la gente.
Es casi chistoso, si no fuera dramático, que muchos de nuestros llamados intelectuales, o los mismos columnistas de opinión, sigan el estribillo oficial, propio de una agencia de turismo, de que vivimos en un edén. Eso es una vergüenza. Me da pena ajena, como dicen las abuelas. En el Quindío en muchos aspectos vivimos afincados en mentiras históricas que a nadie le interesa debatir. Y mi método es simple: observo la realidad local con la predisposición de narrar desde la perspectiva de contar este tiempo que vivimos.
A pesar de haber obtenido un premio internacional, La Secreta sale al público casi tres años después. ¿Compite el escritor de las regiones en desventaja ante el que vive en Bogotá? ¿Es difícil hacer de la edición de libros una empresa sostenible?.
No solo es difícil sino casi imposible. Ya todos saben qué pasa con nuestros dirigentes políticos y empresariales. Ellos no entienden que invertir en cultura es invertir en calidad de vida. Comprenden la cultura y el arte como un gasto, y así se vuelve casi tarea de titanes trabajar en la gestión de productos culturales. Piensan ellos, como en el siglo XIX, que el arte es decorativo. Y por esa menguada perspectiva, competimos con desventaja, desde la periferia, con el centro. Bogotá no solo es una ciudad fría, es también indolente frente a los sucesos de la provincia.
Ahora bien, no podemos lamentarnos en el Quindío cuando observamos que la Cámara de Comercio o Comfenalco, empresas que recaudan y administran recursos públicos, ni siquiera se interesan por la cultura, excepto cuando pueden sacarle réditos con sus discursos decimonónicos y racionalistas.

El Quindío no ha sido tierra pródiga en novelistas. ¿Qué opinión le merece la tradición novelística departamental?
Primero que tradición, propiamente dicha, no existe aún para este departamento. Estimo que ha habido algunos buenos poetas, otros cuentistas interesantes, pero que apenas estamos llegando al relato de largo aliento. Hay honrosas y notables excepciones, claro está, como la obra Bajo la Luna Negra, de Eduardo Arias Suárez, o como las novelas de Alíster Ramírez. Esa situación se presenta porque somos una región muy joven, de un poco más de un siglo de convivencia.
Las grandes literaturas, como las nacionales de Francia, Rusia o Estados Unidos, aparecieron solo cuando pasaron muchos siglos y se decantó lo que llaman el espíritu o el genoma nacional. La aparición de Guerra y Paz de Tolstoi, en Rusia, o de La República de los Sueños, de Nélida Piñón, en Brasil, hace parte de esa definición de identidad literaria o estética, si ambas cosas existen, que lo dudo. Sospecho que son entelequias de los críticos literarios.

Sabemos de buena fuente que por estos días prepara otra novela. ¿Puede hablarnos de ella o al menos de sus proyectos literarios?
Acabo de terminar una novela que llamaré Batalla de vientos. Me dedicaré el próximo año, o los próximos años, a corregirla. Es una historia que se entrelaza con La Secreta, porque me interesa construir un universo literario, así sea precario, a la medida de mi talento. Batalla de vientos es también la historia de la violencia que me correspondió. 
No puedo ignorar que mis abuelos fueron protagonistas de la violencia de 1948. Por el lado de los Solórzano fuimos aves raras, pajarracos, que nos defendimos de la alevosía roja en La Virginia, en Calarcá, y por el lado de los Castaños, fuimos vociferantes liberales, perseguidos por la otra rama familiar. Mi generación estuvo entre dos fuegos de traumas y resentimientos, de terribles pugnas internas, que luego derivaron en lo que hoy somos: un país enfermo, indolente, corrupto y terriblemente injusto.
En la mitad estaban mis hermanos y estaba yo, con mis miedos y vergüenzas. Por ello, impugno a los herederos de los odios y me resisto, desde mi esquina, contra la perversión moral de querer continuar la guerra que vivimos. No quiero más ‘Batallas de vientos’ para mi hijo José Manuel y su descendencia. 

[1] Ph. D. En la Lengua, La Literatura y Mass Media, Universidad Complutense de Madrid. Estudios de Escritura Creativa en Texas University at El Paso.

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En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden 
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